Acabamos
de recibir el último número de la revista Archivo
de Filología Aragonesa, editada por la Institución “Fernando el Católico”,
aunque corresponden al año 2013. En ese momento se conmemoraba el centenario
del nacimiento del Prof. D. José Manuel Teijeiro, fundador de la revista con el
Prof. D. Francisco Ynduraín y recordado maestro de muchos de nosotros, en el
Instituto “Goya” de Zaragoza, donde impartió su docencia antes de pasar como
catedrático a la Universidad de Barcelona. A su memoria va dedicado este número
de la revista que nos ha resultado especialmente interesante por una serie de
noticias relacionadas con Borja y su entorno, sobre las que volveremos en
próximos días, como el paso por nuestra zona de Gaspar de Jovellanos, la biografía
del poeta Antonio Serón que ejerció como sacerdote en Borja, de donde tuvo que
salir al ser desterrado por hechicero, o la noticia sobre un manuscrito
aljamiado “hallado en Borja”, titulado “Sermón de Ramadán”, del que no teníamos
noticia.
Hoy, simplemente, queremos hacer alusión al artículo del
Prof. D. José Luis Calvo Carilla, titulado “Visiones literarias de los Monegros”
porque en el mismo hace referencia al mito de ese territorio poblado de encinas
que, supuestamente, fueron taladas para construir los buques de la Armada
Invencible. El Prof. Calvo, desmonta esa fábula recordando que el Prof. D. Antonio
Beltrán Martínez situaba en tono al año 10.000 a.C. una brusca tendencia a la
desertización, dentro de los cambios climáticos que, periódicamente, se
registran en nuestro planeta.
Por nuestra parte, podemos añadir
que no se construyó ningún buque para la Jornada de Inglaterra de 1588. Los de
combate que se integraron en ella ya existían, entre ellos los llamados “galeones
de Portugal” o los que constituían las escuadras del norte peninsular, mientras
que todos los buques de transporte fueron naves mercantes requisadas para la
ocasión. Su procedencia era muy diversa, desde urcas flamencas a naves de
Ragusa. Fue al regreso, cuando para compensar las pérdidas se ordenó construir
doce galeones que, por sus nombres, fueron conocidos como “Los doce apóstoles”.
De todo ello, dio cumplida cuenta el gran investigador, recientemente
fallecido, D. José Luis Casado Soto en su obra Los barcos españoles del siglo XVI y la Gran Armada de 1588. Por
otra parte, la Armada fue la principal interesada en conservar los bosques
españoles, regulando su corte, aunque siempre fue preciso importar madera del
norte europeo para los mástiles, atendiendo a su tamaño y calidad.
Sobre
la falsedad de este mito ya se habían ocupado otros autores y, en este sentido,
recordamos el breve artículo de D. Javier Blasco Zumeta, “¿La Marina deforestó
los Monegros?” publicado en la revista Trébede, en 1999, en el que apelaba a la
necesidad de erradicar esa falsa leyenda que, según indicaba, “se va
transmitiendo de publicación en publicación”, sin la más mínima base
documental. Lamentablemente, se seguirá haciendo pues, como reiteradamente se
comprueba, gustan más esos mitos que la verdad contrastada.
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