Íntimamente
relacionado con los castillos de Ferrera y Ferrellón, a los que aludíamos en un
artículo anterior, se encuentra el de Talamantes del que insertamos hoy una
espectacular colección de imágenes realizadas recientemente por Enrique
Lacleta.
El
castillo constituye la prolongación de una cresta rocosa y se alza sobre el
barranco de Peñezuela, controlando con los de las peñas de Herrera una de las
vías de comunicación con Castilla. Inicialmente, fue encomendado a la Orden del
Temple y, tras su disolución, pasó a propiedad de la Orden de San Juan de
Jerusalén que lo mantuvo hasta el siglo XIX, aunque su función defensiva había
dejado de tener interés desde hacía varios siglos. Talamantes fue la cabecera
de una encomienda de la citada Orden de Malta, con Añón, siendo uno de los
raros casos en los que una encomienda era conocida por el nombre de dos de las
localidades que la integraban; en este caso Añón-Talamantes.
En esta fotografía se
perciben con gran claridad las características de esta cresta rocosa a la que
hemos hecho referencia, al final de la cual se levantó el castillo.
Lo primero que se
edificó fue un torreón cuadrangular de unos seis metros de lado, justo en el
límite de las rocas, del que se conserva la parte inferior pues, inicialmente,
tuvo mucha mayor altura teniendo en cuenta que este punto era el más vulnerable
del castillo.
A
ese primer torreón se le añadieron dos lienzos de muralla que confluyen casi en
punta, delimitando un reducido espacio de 32 x 8 metros. El muro norte se ha
conservado perfectamente, incluso con la mayor parte de sus almenas, con un
torreón con un torreón rectangular en el centro que no tenía cierre hacia el
interior.
Sin
embargo, el muro sur se derrumbó hace tiempo, por lo que el aspecto del
castillo, en la parte que domina el casco urbano es completamente diferente de
la que ofrecían las imágenes anteriores.
Es
interesante constatar las características del lienzo conservado, de sólida
mampostería en el exterior, aunque revestido de tapial al interior. Aunque este
último está sumamente deteriorado, llama la atención el estado en que se
encuentra el camino de ronda, así como las almenas en las que se alternan las
ciegas con otras dotadas de saeteras.
Que
estas imágenes sirvan para estimular la visita a esta hermosa localidad que,
junto con el castillo, cuenta con otros atractivos como la ermita de San
Miguel, al pie del barranco de Valdetreviño o la iglesia parroquial de San
Pedro, junto con un punto de información sobre el Parque Natural del Moncayo,
en el antiguo lavadero, de manera que aquí se unen sus recursos naturales con
los arquitectónicos y artísticos.
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