En
compañía de nuestro colaborador D. Manuel Alcega Domínguez tuvimos la
oportunidad de visitar ayer la nevera de Alberite de San Juan, recientemente
rehabilitada por el Ayuntamiento de esa localidad, cuyas obras despertaron en
sus inicios cierta polémica. Finalizadas ya, hemos querido conocer el resultado
para poder ofrecer nuestra opinión al respecto.
Para ello, es preciso
partir de la situación original y conocer los antecedentes de este proceso. La
nevera de Alberite de San Juan es la que mejor se ha conservado dentro del
conjunto de las existentes en nuestra comarca, donde hubo otras muchas, como en
Borja (donde fue destruida) o las identificadas por nuestro Centro,
recientemente, en Ambel y Bulbuente.
Aunque se conocía su
existencia, fue la apertura de la variante de la N-132, a su paso por Magallón,
el hecho que la puso de actualidad al quedar junto al mismo margen de la
carretera. En 1993, en el Boletín
Informativo del Centro de Estudios Borjanos, apareció un artículo de
Agustín Monsálvez sobre “Las últimas neveras. Un testimonio de la Arquitectura
Popular”, en el que se llamaba la atención sobre estas construcciones y se
daban detalles sobre su funcionamiento en el pasado.
En
primer lugar, debemos señalar que el conjunto estaba constituido por la nevera,
propiamente dicha, y por un espacio anterior construido con elementos de la
zona, piedra lecha, canto rodado e incluso ladrillos que, probablemente, se
encontraba cubierto a dos aguas y cerrado por su parte anterior, en cuyo muro
se apreciaba el arranque de un arco de descarga. No obstante, como se aprecia
en las imágenes que reproducimos, todos los muros estaban enlucidos por lo que
la estructura de los mismos tan sólo se apreciaba por haberse desprendido el
revoco.
Por
lo que respecta a la nevera, propiamente dicha, su estado de conservación era
mucho mejor. Construida en ladrillo y parcialmente revocada en su parte
superior, el mayor deterioro se concentraba en el orificio superior del que se
habían desprendido varias hiladas de ladrillo y presentaba un aspecto mayor que
el que tuvo originalmente. Este orificio era el utilizado para introducir la
nieve que se extraía por la abertura situada a media altura, en el recinto
anterior.
La
falta de protección en la parte superior había provocado el que la nevera se
utilizara como vertedero. Por ese motivo, en 1999 propusimos al Ayuntamiento de
Alberite de San Juan la limpieza interior de la misma, cosa que se efectuó
algún tiempo después, colaborando en los trabajos, por parte del Centro, D. Fernando
Clavero Peña. En aquellos momentos, no se pudo ultimar la recuperación de todo
el conjunto, como hubiera sido nuestro deseo.
A
finales del pasado año, el Ayuntamiento de Alberite de San Juan acometió, por
fin, la rehabilitación de la nevera. La polémica se suscitó cuando algunas
personas se alarmaron al ver los muros de ladrillo que venían a reemplazar a
los anteriores que, inicialmente, presentaban este llamativo aspecto.
El
resultado final es diferente. Hay que tener en cuenta que las obras se han
llevado a cabo bajo la dirección del arquitecto municipal, el cual ha optado
por esa solución, ante los problemas que planteaba el material original,
fácilmente degradable y por la circunstancia de que los muros habían estado
siempre enlucidos. Respecto a su altura, hemos de indicar que es la misma que
tenían en la primitiva construcción, de la que únicamente se ha prescindido del
tejado y del cierre anterior, con el objeto de facilitar la visión del interior
de la nevera, lo que hubiera sido imposible con otra solución.
La
abertura por la que se extraía la nieve ha sido cerrada por una reja que
permite la contemplación del interior, completamente limpio, lo cual se ve
facilitado por la claraboya instalada en la abertura superior.
Este
es el aspecto de la citada claraboya, protegida por una verja de hierro forjado,
en la que se han mantenido las dimensiones que últimamente presentaba, sin
añadir las hiladas de ladrillo perdidas.
En
una de las visitas efectuadas durante el transcurso de las obras pudimos ver un
fragmento de lo que parecía ser el cerramiento de piedra circular que suele
aparecer en el remate central de estas neveras, lo que nos podría dar idea de
las dimensiones que tenía esa abertura superior. Hemos visto ahora que se ha
conservado en uno de los laterales como elemento de contención.
Creemos
que lo más interesante, al margen de opiniones discrepantes, es que se ha
salvado y protegido la nevera, que es lo más importante, a través de una
solución que permite su contemplación. Ahora, sería conveniente instalar un
panel explicativo y unas mesas y bancos, probablemente de obra, para que las
personas que se acerquen hasta allí, conozcan la historia de estas neveras y
puedan descansar de un recorrido por bonitos caminos entre viñas que riega la
acequia del Plano.
Enhorabuena Alberite, por un presupuesto similar podéis recuperar también dos magníficas casetas de riego; una en los hortales junto a la balsa, y otra junto al molino. El tejar (p.privada) está en buenas manos.
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