El
18 de agosto pasado, miembros del denominado “Estado Islámico” decapitaron al
arqueólogo Khaled Assad, de 82 años de edad, tras un mes de torturas y
vejaciones. Era un destacado arqueólogo y antropólogo que, entre 1963 y 2003, fue
director del Sitio Arqueológico y del Museo de Palmira, donde desarrolló una
extraordinaria labor reconocida en todo el mundo. Autor de numerosas
publicaciones sobre esa ciudad, dominaba varios idiomas, entre ellos el arameo.
Ahora,
con motivo de la celebración de Día Mundial de la Arquitectura, la Asociación
de Arquitectos y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, ha convocado para
mañana lunes un acto de homenaje, en el que será nombrado Socio de Honor a
título póstumo y será presentada una de sus obras más conocidas, Palmira. Historia, monumentos y pasado,
traducida al español.
Palmira,
una antigua ciudad situada en el desierto de Siria, adquirió gran importancia
tras la conquista romana y, entre 268 y 272, se convirtió en la efímera capital
de la reina Zenobia, viuda de Septimio Odenato que había sido vasallo de Roma.
Durante
su mandato Zenobia embelleció la ciudad que llegó a contar con 150.000
habitantes y disponía de grandes avenidas que discurrían entre templos y
edificios monumentales. Su pretensión de crear un imperio, entre el romano y el
sasánida, le llevó a crear un poderoso ejército que mandó personalmente. Era
una excelente amazona y marchaba al frente de sus tropas, pero su sueño terminó
al ser apresada y llevada a Roma, aunque finalmente pudo conservar la vida,
debido a la impresión que produjo al emperador Aureliano, aunque no pudo
librarse de ser paseada por las calles de la capital, arrastrando un carro con
cadenas de oro.
La
ciudad de Palmira ha sido uno de los principales atractivos turísticos de
Siria, siendo visitada por miles de turistas. Sin embargo, tras la captura de
la ciudad por el Estado Islámico, las venerables ruinas se convirtieron en
escenario de atroces matanzas, entre ellas la del hombre que dedicó su vida al
estudio y conservación de las mismas.
Poco
después comenzaba la destrucción sistemática de alguno de sus más importantes
monumentos, como el templo de Bel que aparece en la imagen superior. Aunque
este hecho había sido desmentido inicialmente por algunas fuentes, las
fotografías tomadas por satélites han confirmado plenamente los peores
presagios.
También
ha sido destruido el templo de Baalshamin y otros monumentos, utilizando
explosivos, siendo también impactantes las imágenes de miembros del EII que,
con la ayuda de picos y mazos, arrasaban relieves y esculturas.
Sin
embargo, la gravedad de estos hechos no debe oscurecer la crueldad con que han
sido segadas las vidas de muchas personas, entre ellas, la del ilustre
arqueólogo Khaled Assad, a cuyo homenaje queremos sumarnos.
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