El
Parque de San Francisco de Borja ha sido siempre uno de los motivos de legítimo
orgullo para nuestra ciudad. Al mismo le hemos dedicado varios artículos
destinados a resaltar la importancia de un espacio que, concebido como un
pequeño jardín botánico, ha sufrido períodos de abandono, de los que
afortunadamente parece recuperarse.
Como es sabido, ocupa
el espacio de una finca que, con el nombre de “La Graciel” albergó el primer
campo de fútbol. Era propiedad de D.
Julián Guallart Torres y fue adquirida por el M. I. Ayuntamiento, el 11 de
julio de 1936, siendo alcalde D. Baltasar González para construir un parque,
junto al antiguo paseo. Lógicamente, hubo que esperar al término de la Guerra
Civil para materializar el proyecto, aunque se retomó muy pronto, ya que el
diseño fue realizado en 1939 por D. Adolfo Gracia Ruiz, jardinero del
ayuntamiento de Zaragoza. En la primavera de 1940 comenzó la plantación del
mismo, labor que realizó el jardinero local D. Victoriano Huerta Tejadas que,
durante 37 años se encargó de su mantenimiento.
En
el archivo de la familia Gracia Rivas hemos encontrado algunas fotografías
realizadas poco tiempo después, en las que, a pesar de su escasa calidad, se
puede apreciar el estado en el que se encontraba, con los árboles apenas
crecidos y la tapia antigua del convento de la Concepción al fondo. Todavía no
hay flores en los parterres delimitados por los setos de aligustre.
La
foto en la que aparece la joven María Pilar Rivas, junto a las gradas del kiosco,
aunque es de fecha distinta, podemos situarla en torno a 1942, pues fue ese año
cuando, siendo alcalde D. Pascual Sorrosal Fanlo se levantó en el centro del
parque, para destinarlo a bar. Era un edificio mucho más bonito que el actual.
Dadas sus características, lo atribuimos inicialmente al arquitecto D. Santiago
Lagunas, pues en esa época estaba construyendo el Cine Cervantes, pero la acertada búsqueda realizada por Dª Sonia Viamonte en el Archivo
Histórico Municipal permitió localizar el proyecto e identificar correctamente
al autor del mismo que fue otro gran arquitecto, D. Joaquín Maggioni Castellá,
como dimos a conocer en este blog. Posteriormente, D. Fernando Castellot
Lamelas nos facilitó esa preciosa fotografía del aspecto que presentaba en el
momento de su construcción.
Comparando
el estado inicial con el actual, podemos constatar que hay obras diseñadas en
una determinada época que perviven en el tiempo y que hay proyectos que deben
ser concebidos para perpetuarse y servir de disfrute y utilidad para las
generaciones futuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario