Cuando
nos disponemos a celebrar, dentro de dos días, la fiesta de la Patrona de
Aragón, queremos relatar la historia de uno de los tres altares que tiene
dedicados en nuestra ciudad, el existente en la iglesia del Santuario de
Misericordia, quizás el más reproducido por circunstancias completamente ajenas
al mismo. Los otros dos son el de la capilla del claustro de la colegiata, al
que ya le dedicamos un artículo en este blog y cuya tabla central se expone en
el Museo de la Colegiata. El tercero es el de la antigua parroquia de San
Bartolomé, donde tiene su sede canónica la Corte de la Virgen.
El
altar, de sencilla factura, está situado frente a la entrada a la iglesia y fue
realizado en el taller de los Hermanos Albareda de Zaragoza, en 1928, como se
hace constar en la base del frontal.
Su
construcción respondió a la propuesta que D. José Pereda (mosen Pepe), entonces
capellán de la Virgen, lanzó a las personas que pasaban la temporada estival en
el Santuario. Entre otros todos ellos reunieron los fondos necesarios para
sufragarlo, y la inauguración tuvo lugar el 25 de julio de 1928.
Ofició
la ceremonia el párroco de Santa María y arcipreste, D. Roque Pascual. La
imagen, de producción industrial, regalo de D. Teodoro Ballo, fue trasladada desde
el altar mayor al suyo, mientras se cantaba el himno a la Virgen.
Tras
ser depositada en su lugar, fue interpretada la Salve del maestro Lorente,
entre los aplausos de los miembros de la colonia veraniega que también habían donado
los candeleros y sacras para este altar, así como ricos manteles para los
restantes del templo.
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