Nos
sugieren nuestros lectores que sigamos publicando fotografías antiguas
relacionadas con nuestra ciudad. Por este motivo, hoy damos a conocer esta
imagen histórica de la peregrinación efectuada por la Sección de la Adoración
Nocturna de Borja a Roma, en 1925, localizada en el archivo de la familia
Gracia Rivas.
El
Papa Pío XI había convocado un año jubilar en la ciudad eterna para 1925 y,
entre las diversas peregrinaciones programadas desde España, fue organizada una
de la Adoración Nocturna, en la que tomaron parte 2.200 adoradores de todas las
diócesis, entre los que se encontraban los representantes de la Sección de
Borja.
Hemos
encontrado en Ecos del Moncayo la
relación de los que partieron desde nuestra ciudad que fueron los sacerdotes D.
José Yagüe y D. Mario Foncillas, junto con los seglares D. Antonio Ferrández
Chueca, D. Francisco Sanz, D. Celestino Sanz, D. José Ferrández Martínez, Dª
María Martínez y las señoritas María Rivas Casanova y Emilia Zaro. A ellos se
les unió un grupo, procedente de San Adrián (Navarra) compuesto por Dª Florencia
Esparza, D. Fructuoso Munilla, Dª Teresa Munilla y Dª Francisca Arriezu.
Los
trece aparecen en la fotografía que reproducimos, en la que hemos podido
identificar a D. José Yagüe que es el sacerdote que está tras la bandera y a D.
Mario Foncillas, el tercero por la derecha en la fila inferior. Tiene delante a
su sobrina María Rivas. La que está a su lado es Dª María Martínez y, en el
extremo, se encuentra Emilia Zaro.
El
lugar en el que fue realizada es el claustro del monasterio de Monserrat, el
cual visitaron antes de emprender la marcha desde la estación de Francia de
Barcelona, a bordo de un tren especial, en el que los expedicionarios borjanos
ocuparon los compartimentos 163 y 164.
A
los peregrinos se les entregó un lazo con los colores nacionales y el
distintivo del año jubilar, que aparece descrito en Ecos del Moncayo y del que
hemos encontrado una imagen: Sobre fondo azul esmaltado, una Cruz blanca y el globo
terráqueo, con el lema de ese Año Santo “Pax Christi in regno Christi”.
Rodeando todo, “Anno Jubilaei. MCMXXV” sobre esmalte blanco. Algunos lo llevan
ya en la fotografía que estamos comentando.
Entre
fervorosos cantos y el rezo del Santo
Rosario, el tren atravesó la frontera francesa y por Marsella, Cannes, Niza, Montecarlo,
Ventimilla, Bordighera, San Remo, Porto Mauricio, Oneglia, Alassio, Savona,
Génova, Santa Margherita, Rapallo, La Spezia y Pisa, llegó a Civitavecchia.
Entre
las actividades desarrolladas en Roma destacan las visitas a las basílicas de
San Pedro y de San Pablo Extramuros. En la iglesia del Jesu, de la Compañía de
Jesús, se celebró una gran vigilia, en la que predicó el obispo de
Madrid-Alcalá, D. Leopoldo Eijo y Garay.
Pero,
sin lugar a dudas, el momento más emocionante fue la audiencia concedida por el
Papa Pío XI a todos los peregrinos españoles, al que como signo de los tiempos,
el improvisado cronista de nuestro semanario le denomina “Papa Rey”,
reproduciendo las cariñosas palabras que
dirigió a los expedicionarios, agradeciendo la ofrenda que había realizado la
Adoración Nocturna, así como las diócesis de Valladolid y Coria que le habían
entregado sus propios regalos.
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