En el
recorrido que pretendemos efectuar por la historia de la hostelería borjanos
vamos a comenzar hoy con los establecimientos creados en el siglo XIX que,
entonces, no se denominaban “bares”, palabra que no comenzó a ser utilizada
hasta comienzos del XX, por influencia americana. Al fin y al cabo “bar” es la
barra o mostrador en el que se dispensan las bebidas y, anteriormente, lo
habitual era que sólo se sirvieran en las mesas dispuestas al efecto. Eran los
“cafés” que tanto auge experimentaron como lugares de reunión y tertulia, ahora
casi extinguidos, aunque subsisten locales que llevan la denominación de
“Café-Bar”.
En
Borja, uno de los primeros cafés que fueron inaugurados fue el “Café de
Botibomba” que se encontraba situado en la calle Mayor, en un local comercial
que hace esquina con la de Martín Sierra, en el que se reunían los políticos
republicanos de la época. Ha pasado a la historia ya que, en 1863, fueron
detenidos allí D. José Díaz Ilarraza, D. Miguel Lardiés, D. Francisco Pasamar y
D. Pedro Marco y conducidos a Zaragoza.
Algunos
de ellos se convirtieron en relevantes personajes. Concretamente, D. José
Díaz-Ilarraza Marco que había nacido en nuestra ciudad en 1816, fue Alcalde,
tras la revolución de “La Gloriosa”, cargo que desempeñó entre el 19 de octubre
de 1868 y el 1 de enero de 1869. Era militar y alcanzó el empleo de general,
estando enterrado en el cementerio de Borja.
Miguel Lardiés y
Callizo pertenecía a una familia acomodada, por lo que pudo ser educado como
interno en el colegio Ponzano de Zaragoza. Muy pronto destacó por sus ideas
revolucionarias que encontraron adecuado caldo de cultivo en una ciudad como
Borja, donde se sucedían las revueltas y conspiraciones. Perseguido por el
gobierno, tuvo que huir hasta que pudo beneficiarse de un decreto de amnistía.
El 1 de enero de 1854 fue elegido Alcalde de Borja, contribuyendo al
pronunciamiento de aquel año. Tras su detención en 1863, se distinguió como
capitán de la Milicia Nacional hasta que, en 1865, decidió retirarse de la
actividad política, como consecuencia del cambio de gobierno que tuvo lugar ese
año. Sin embargo, continuó siendo fiel a sus ideales y, en 1865, fundó un
casino en el que reunía a buena parte de la juventud borjana, a la que intentó
sumar a la causa republicana (de los casinos hablaremos otro día). Participó
activamente en el pronunciamiento de 1866, siendo detenido y trasladado a
Zaragoza para ser sometido a un Consejo de Guerra. Poco después se encontraba
en libertad, relacionándose por carta con los más destacados líderes
republicanos del momento. Tuvo un papel muy destacado en la revolución de la
Gloriosa y sustituyó al frente de la Alcaldía a D. José López-Ilarraza,
desempeñando el cargo entre el 1 de enero de 1868 y el 1 de enero de 1869. Cesó
al ser elegido Diputado a las Cortes Constituyentes por la circunscripción de
Zaragoza. Volvió a desempeñar la Alcaldía de nuestra ciudad durante otros dos
períodos: del 16 de enero de 1870 al 1 de enero de 1871 y del 1 de febrero de
1872 al 24 de agosto de 1873. Entre ambas etapas fue Gobernador Civil de
Cuenca.
Lardiés fue el líder
indiscutible de los republicanos borjanos y gozó de gran prestigio. Al
proclamarse la I República quisieron dar su nombre a la calle de las Botigas
(ahora Coloma). La propuesta del Comité Republicano no contó con la aprobación
del Alcalde que era entonces el propio Lardiés. Curiosamente, en 1920, siendo
Alcalde D. Rodolfo Araus fue aprobado el cambio de denominación de seis calles
para honrar la memoria de destacados personajes borjanos y de nuevo se dio el
nombre de “Miguel Lardiés” a la calle de las Botigas, aunque el acuerdo no
llegó a materializarse.
El
nombre de otro de los detenidos D. Pedro Marco nos plantea algún problema.
Pensamos que se trataba de D. Pedro Marco Cadena que falleció el 24 de julio de
1868, siendo concejal del Ayuntamiento surgido tras la revolución de ese año y
que está enterrado en el panteón del M. I. Ayuntamiento del cementerio de
Borja. La otra posibilidad es que se tratara de su hijo D. Pedro Marco Durango
que fue Alcalde durante la I República, aunque nos decantamos por la primera
opción.
El
comentario sobre el “Café de Botibomba” nos ha permitido recordar a destacados
personajes de la época, pero no podemos afirmar que fuera el primer café
borjano, dado que la denuncia que desencadenó la detención de estos
republicanos partió de otro establecimiento, competidor de ese café, donde anteriormente
se reunían. No conocemos el nombre de dicho café, aunque en posteriores
artículos haremos referencia a otros existentes en el siglo XIX.
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