Pedro
Domínguez Barrios nos alerta sobre las consecuencias que puede tener la
voracidad recaudatoria del Estado sobre la arquitectura popular. Al aplicar el
Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) sobre las construcciones situadas en el
campo, está provocando que sus propietarios las derriben y, por esa causa, ya
han desaparecido algunas de singular interés.
En este sentido queremos recordar aquella época en el que en muchas calles de Borja crecían espectaculares parras en las fachadas de sus casas, especialmente en Barrio Verde, denominación que algunos atribuyen a esa circunstancia, porque desde luego no era la judería. Fueron cortadas de raíz cuando al Ayuntamiento se le ocurrió la idea, que pronto lamentaron, de cobrar una tasa por cada parra que nada significaba para las arcas municipales, dado que era muy pequeña.
Afortunadamente,
se mantiene en pie esta caseta de Novillas, de planta rectangular y muros de
adobe enfoscados, con sus esquinas en ladrillo macizo. Se cubre a dos aguas con
teja curva tradicional. Su estructura es de rollizos abiselados en sus extremos
para la formación del alero.
En su fachada de
acceso, y en una de las laterales, mantiene empotrados anclajes de madera tallada
para amarre de caballerías o bien para suspender de ellos herramientas y
aperos. En el testero opuesto al acceso, tiene una ventana enmarcada en
ladrillo bajo arco de descarga del mismo material.
Pero
lo que llama la atención es ese magnífico ejemplar de higuera (Ficis carica)
que se alza junto a ella. Y ya que hemos hablado de parras en una de sus
fachadas laterales hay una de ellas. Pedro nos comenta que, en todo el conjunto,
se denota el cuidado y espero puesto en su construcción y mantenimiento por
parte de su propietario, de manera que resulta un lugar muy agradable.
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