Hace
dos días comentamos el interés de la obra sobre la Aljafería que nos había
donado D. José Ignacio Iguarbe, pero no fue el único libro que nos entregó para
sumar a los que ya nos había regalado en ocasiones anteriores, porque José
Ignacio es un autor prolífico cuyas obras siempre interesan.
Así ocurre con la que lleva por título Nos tocó bailar un tango. Alagón 1910-1980 que es una magnífica crónica fotográfica de esa localidad en la que reside. Prologada por su Alcalde nos ofrece un amplio repertorio de imágenes del pasado, que al compararlas con las actuales dan idea del profundo cambio experimentado en ese municipio.
Pero,
como el propio autor señala en su prólogo, la obra pretende rendir un homenaje
a aquellas generaciones que, con su esfuerzo y escasos recursos, hicieron
posible la realidad actual. A ellos, a los que les “tocó bailar un tango, y sin
saber bailar” lo hicieron.
Incluye
además unos fotogramas del documental que Antonio Tramullas rodó en Alagón en
1918, cedido por la Filmoteca Nacional donde se conserva. Uno de ellos
corresponde al descubrimiento de la placa de la calle dedicada al general
Mayandía, vinculado familiarmente con nuestra ciudad y posteriormente miembro
del Directorio Militar.
Espectacular
el catálogo de la exposición que con el título Imaginar lo que se ve, tenía previsto inaugurar el pasado año pero
la pandemia lo impidió. Son 65 páginas en las que se reproducen con gran
calidad las impactantes imágenes de esas fotografías, realizadas con técnica
digital y agrupadas en diferentes temas, como las urbanizaciones fantasma;
Belchite; Zaragoza; Zaragoza y la Expo 2008; El Ebro y Zaragoza; Ventanas; o El
Arte Digital. En total, 49 fotografías en las que el autor demuestra su
desbordante imaginación y su capacidad creativa que trasciende el mero reflejo
de la realidad para trasladar al espectador al mundo de los sueños, enlazando
con alguno de los grandes pintores del pasado.
La
exposición que no pudo ser el pasado año se mostrará ahora, acompañada por las
obras que surgieron durante el confinamiento, reunidas en este otro catálogo
que lleva por título El día después de
mañana. Son imágenes duras, pero de gran belleza, fruto de lo que denomina “Ficción
especulativa” con las que intenta adivinar cómo será el mundo al que estamos
abocados si no se ponen en marcha las medidas necesarias para evitarlo.
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