Como hemos comentado en ocasiones anteriores, no deja de ser un fenómeno curioso el empeño de muchos ayuntamientos en restaurar los antiguos lavaderos. Que constituyen una interesante muestra de la arquitectura popular, hidráulica o utilitaria es evidente, pero tiene que haber razones más profundas para que despierten ese interés en contraste con el descuido al que se encuentran sometidos otros monumentos de mayor importancia. En modo alguno debe ser interpretado este comentario como un rechazo a una labor de recuperación de obras que tienen un profundo arraigo y que no constituyen un fenómeno aislado, sino que han sido acometidas por la práctica totalidad de los municipios de nuestra zona. Hoy queremos dar a conocer los antiguos lavaderos de Novillas y Luceni.
El de Novillas se encuentra ubicado
junto al parque del río Ebro (al fondo de esta imagen) y al lado del lienzo
recuperado del torreón o muralla islámica. Nunca habíamos publicado imágenes
del mismo, dado que parecía estar cerrado. Sin embargo, en nuestra reciente visita
a esa localidad, un amable vecino nos indicó que se podía entrar y así lo
hicimos tomando las imágenes que ofrecemos.
El lavadero era de los que permitían
trabajar de pie y disponía originalmente de tres grandes pilas, una de las
cuales fue cegada ya que, según nos informaron era innecesaria por le número de
personas que acudían a lavar. Conserva su cubierta original de maderos y se encuentra
en perfecto estado.
En el exterior, unas placas metálicas
marcan la altura alcanzada por “Riadas históricas del Ebro” que, con demasiada
frecuencia, afectan a esa localidad. La marca superior corresponde a la avenida
del 28 de febrero de 2015, en la que las aguas alcanzaron una altura de 7,90
metros. La del pasado año (que no está marcada) puede que incluso la superase.
Estas otras fotografías corresponden al
Lavadero Municipal de Luceni, localidad que acabamos de visitar. Como puede
constatarse es de considerables dimensiones y el exterior perfectamente pintado.
No pudimos entrar, por estar cerradas
sus dos grandes puertas, aunque a través de ellas pudimos fotografiar su interior.
En este caso dispone de una única pila en la que también se podía lavar de pie.
Nos llamó la atención la estructura metálica sobre la que se asienta la cubierta,
integrada por lo que parecen ser placas de Uralita, un material problemático,
que posiblemente no sea el original.
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