Las novenas han sido unas devociones
que alcanzaron gran predicamento, hasta el punto en el que no había fiesta de
cierta importancia que no contara con su novena correspondiente. En Borja, la
proliferación de cofradías y asociaciones religiosas dio lugar a un buen número
de novenarios distribuidos a lo largo del año litúrgico.
Los cambios en las costumbres y especialmente el progresivo abandono de las prácticas religiosas ha ido provocando la transformación de las novenas en triduos en algunos casos, mientras que en otros ha conducido a su desaparición.
Una de las pocas que se ha mantenido ha
sido la que, en honor a Ntra. Sra. de la Peana, Patrona de Borja, da comienzo
en la víspera de su fiesta y finaliza el domingo siguiente. A este último día
corresponden las imágenes que nos ha remitido Enrique Lacleta.
Un aspecto directamente relacionado con
las novenas era la edición del texto de las mismas. En el archivo de nuestro
Centro se conserva un buen número de esos folletos, tanto de localidades de la
comarca como de otros puntos de España. En el caso de la novena de la Virgen de
la Peana el texto se mantuvo inalterable desde el siglo XIX hasta fechas
relativamente recientes. Los más ancianos aún recordarán aquel comienzo de “Soberana
emperatriz de cielos y tierra”. Desde entonces la novena ha encontrado su reflejo
en varias publicaciones, la última de las cuales es la que mostramos, aunque ya
se anuncia su reemplazo para el próximo año.
Un aspecto muy destacado de la novena
fue el acompañamiento musical que estaba a cargo de la capilla de música de
Santa María, una formación muy nutrida como muestra esta fotografía, de
comienzos del siglo XX, cuando hacía tiempo que había dejado de ser colegiata.
Su misión
fue reemplazada por la Coral “Vientos del Pueblo”, ahora dirigida por Dª.
Esmeralda Jiménez Ferrández, que procura mantener un repertorio basado en las
composiciones que los grandes músicos borjanos dedicaron a la Virgen.
Al finalizar la novena se procedió a
trasladar la urna con la imagen de nuestra Patrona al domicilio de los nuevos
mayordomos. Ello hizo posible esta última fotografía con el camarín vacío, poco
frecuente ya que, mientras la Virgen está en el presbiterio se coloca allí esa
urna de los mayordomos.
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