Entre los recuerdos que acaba de donarnos una piadosa lectora hemos encontrado esta estampa conmemorativa de las Bodas de Plata de la Pía Unión de Santa Teresita del Niño Jesús, celebrada en 1957, en nuestra ciudad, asociación de la que, probablemente, muy pocas personas tendrán noticia.
Sin embargo, el Dr. D. Alberto Aguilera
nos ha recordado que fue fundada aquí el 30 de octubre de 1932 por D. Roque
Pascual, párroco de Santa María de Borja (durante muchos años), para promover
la piedad cristiana, rogar por los sacerdotes y propagar el culto de la Santa.
Hemos llegado a conocer el paso de la capillita domiciliaria, con la imagen de la Santa, por las casas de las asociadas. Sin embargo, fue disuelta el 26 de septiembre de 1989, por D. Felipe Villar Pérez, sucesos de D. Roque, alegando que habían muerto la mayor parte de las que habían sido fundadoras y no tenían relevo.
Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897)
fue una de las grandes santas del siglo XIX, a pesar de su corta vida. Hija de hija
de Luis Martin y María Celia Guérin, que fueron canonizados conjuntamente el 18
de octubre de 2015, ingresó con quince años (una edad menor que la establecida)
en el Carmelo de Lisieux, donde ya habían profesado dos de sus hermanas, adoptando
el nombre de Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.
Allí, hasta que sucumbió con 24 años,
víctima de la tuberculosis, llevó a cabo una intensa vida de piedad, dedicada a
la oración por la conversión de los pecadores y, de manera muy especial, ayudando
a los sacerdotes. En el silencio del claustro escribe sus memorias que son
publicadas un año después de su muerte, alcanzando un éxito inenarrable.
Gran número de peregrinos se desplazan
hasta Lisieux para orar ante su tumba y son muchos los milagros que tienen
lugar. Cuando da comienzo la I Guerra Mundial su devoción se ha extendido por
toda Francia y los soldados que marchan al frente llevan estampas suyas en el
uniforme.
Al terminar la contienda se abre el correspondiente
proceso y el 29 de abril de 1923 es beatificada por el papa Pío XI.
La devoción no hace sino crecer y el 17
de mayo de 1925 es canonizada por el mismo pontífice, en presencia de más de
medio millón de personas que han acudido a Roma. El Papa ordenó iluminar la basílica
de San Pedro y toda la plaza con antorchas, convirtiendo el conjunto en un
espectáculo nunca visto.
En 1927, fue proclamada patrona de las misiones y, en 1944, copatrona
de Francia junto a Santa Juana de Arco. En 1954 fue consagrada la basílica que
le fue dedicada en Lisieux, una de las más grandes de Francia y, junto con
Lourdes, el mayor centro de peregrinación del país vecino.
El 19 de octubre de 1997, con ocasión del primer centenario
de su muerte, el papa San Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia, con
el título de “Doctor Amoris”, siendo la tercera mujer en recibir ese reconocimiento.
Anteriormente, habían sido declaradas doctoras Santa Teresa de Jesús y Santa Catalina
de Siena. Más tarde lo sería Santa Hildegarda de Bingen (en 2012).
Para propagar su devoción surgieron en todo el mundo Pías
Uniones, como la de Borja. A diferencia de la nuestra, la mayor parte de ellas continúan
activas con grandes frutos espirituales. Lamentablemente, en nuestra ciudad, su
desaparición y las de otras asociaciones que florecieron en el pasado
constituye una muestra palpable de la crisis religiosa que estamos atravesando desde
hace algunos años, sin que, por el momento, se vislumbre un nuevo renacer.
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