Durante nuestra estancia en Santo Domingo de la Calzada tuvimos la oportunidad de visitar el antiguo convento de San Francisco que, en la actualidad, aloja el segundo Parador Nacional de Turismo que hay en esa ciudad, una residencia de ancianos y el taller diocesano de restauración de obras de arte. Delante del edificio se encuentra el monumento al Peregrino, obra del escultor riojano Vicente Ochoa, inaugurado en 1971.
El convento fue
mandado construir por el arzobispo de Zaragoza Fray Bernardo de Fresneda,
confesor de Carlos V y de su hijo Felipe II, al que acompañó a Inglaterra,
cuando siendo Príncipe, fue a casarse con María Tudor. Falleció en Santo
Domingo de la Calzada en 1577, siendo enterrado en un magnífico sepulcro, con
su estatua yacente, sobre un túmulo de jaspe.
Frente a él, en la cabecera del
templo, se encuentra el retablo mayor, dedicado a Nuestra Señora de los
Ángeles, una bella obra romanista de 1605.
El claustro del
convento, de estilo herreriano, alberga en su planta superior varias salas de exposiciones,
entre las que destaca la que reúne una extraordinaria colección de obras,
realizadas en marfil.
También pudimos
ver en el coro, presidido por una vidriera del polémico Marko Ivan Rupnik, una
colección de dioramas con escenas belenísticas, muy bien elaboradas.










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