Proseguimos
nuestro recorrido por Magallón, comentando otros edificios de su arquitectura
religiosa. El primero es la ermita de
Nuestra Señora del Rosario, ubicada en la zona baja de la población fue
edificada por el maestro Jerónimo Samper, fue terminada en 1643. Probablemente,
fue ampliada en el siglo XVIII hasta adquirir la configuración actual.
Es de nave única con
cuatro tramos y el presbiterio con cabecera poligonal que se cubre con una
bóveda de cuarto de esfera, dividida en gallones por cuatro molduras que
confluyen en una clave central de formas alabeada. El conjunto se decora con
motivos vegetales. El resto de la nave tiene bóveda de lunetos, con vanos a
ambos lados, de forma rebajada y enmarcados con una moldura mixtilínea. Por el
interior discurre una cornisa con entablamento con decoración vegetal y
metopas. Está resaltada en el arranca de los arcos fajones cuyo intradós se
decora con casetones de festones.
A ambos lados de los
tramos segundo y tercero se abren capillas de poco fondo, mediante arcos de
medio punto sin decoración. A los pies del templo se sitúa el coro. El acceso
se encuentra en el hastial. En el siglo XVIII se le adosó el pórtico, de forma
rectangular y cubierto con bóveda de lunetos, como el resto del templo. La
fachada que se abre a la plaza del Mercado, donde se encuentra la portada de
acceso, es de ladrillo con cuatro pilastras sobre las que corre entablamento
ajedrezado que se prolonga por los laterales. Sobre él frontón curvo partido,
con la misma decoración que el entablamento. Como remate un cuerpo que parece
dispuesto para acoger una espadaña que, sin embargo, se encuentra sobre el
último tramo de la iglesia, con dos vanos para las campanas.
La ermita de San
Sebastián de la Loteta está situada en el término de la Loteta, a varios
kilómetros del casco urbano y junto al actual embalse del mismo nombre, su obra
fue capitulada en 1633, con Martín Bernal, un joven albañil de Pozuelo, aunque
se plantean algunas dudas respecto a que el estado actual responda a lo
realizado en aquellos momentos ya que la disposición interior se ajusta más a
modelos del siglo XVIII.
Edificada en aparejo toledano (mampuesto con
verdugadas de ladrillo), es de planta rectangular dividida en tres naves,
siendo mayor la central, con cuatro tramos. Están separadas por pilares de
planta cruciforme, sobre los que apoyan los arcos fajones y perpiaños, todos
ellos de medio punto. Los tramos de la nave central se cubren con bóveda de
arista y los de las laterales con bóveda de cañón con lunetos transversales.
La única decoraciones el sencillo entablamento que
recorre la nave. En la cabecera recta, una hornacina para la imagen del
titular. No dispone de vanos, por lo que la iluminación es escasa.
En
la fachada principal a los pies, toda ella de mampuesto, se abre la puerta de
acceso, de medio punto con una hornacina sobre ella. Está rematada por una
sencilla espadaña de un solo vano. En torno a ella estuvo la casa del ermitaño
y otras construcciones, entre las que destaca un cubierto en el muro sur, sobre
pilares cuadrangulares.
A la ermita acudían en romería los habitantes de
Magallón el día del titular y aún lo
siguen haciendo en otra fecha. Tras los robos que sufrió a mediados del siglo
XX, fueron retiradas de la misma las obras de arte que albergaba, entre ellas
el retablo mayor con las tablas del siglo XV que Post atribuyó al denominado
“maestro de Coteta” (por Loteta). Incautadas por el Ministerio de Cultura, están
depositadas en la actualidad en la Casa Consistorial de Magallón.
La iglesia de Santa María de la Huerta, situada en las afueras de la
población fue, sin duda, el mejor exponente del arte mudéjar en el valle del
Huecha. Tras el abandono sufrido después de la Desamortización, el templo se
derrumbó, aunque sus restos han sido restaurados recientemente y transformados
en auditorio "Ramón Salvador". Fue declarada Monumento Histórico Artístico de interés nacional,
ahora Bien de Interés Cultural, en 1982.
El templo mudéjar se construyó sobre una antigua
iglesia en la que se veneraba la imagen románica de la Virgen de Magallón que,
según la leyenda, fue transportada por ángeles hasta los montes de Leciñena,
tras un sacrílego asesinato llevado a cabo en el interior de la misma, Fue allí
donde asistió a la Santa Misa el rey Jaime I de Aragón cuando iba a
entrevistarse con Alfonso X el Sabio.
Lo más probable es que,
como ocurre en otros lugares de esta zona, fuera la primitiva iglesia
parroquial, construida inmediatamente después de la Reconquista ya que, por las
condiciones en las que se llevó a cabo aquí, todos los nuevos templos se
levantaron extramuros de la población. Existe documentación que atestigua que
la nueva iglesia de Santa María de la Huerta se estaba construyendo en 1348,
cuando el canónigo del Pilar, Juan de Alcolea, legó 250 sueldos para ser
enterrado en este templo del que, afirma, se estaba construyendo. Era un
edificio de nave única, con dos tramos, y ábside poligonal de siete lados que
se cubrían con bóveda de arista simple en la nave y de ocho nervios confluyendo
en una clave en el ábside. A los pies del templo había otro tramo de menor
tamaño en el que se disponía el coro.
Por sus dimensiones, lo más espectacular es, sin
duda, el ábside. En el destacan los grandes ventanales ajimezados existentes en
cada uno de sus lados que, como en el caso de Alberite y Ambel, se cerraban con
celosías dobles de yeso labrado, de los que se han conservado lo interiores,
siendo sustituidos los exteriores por láminas de alabastro en la
rehabilitación. A lo largo de todo el exterior del ábside que carece de
contrafuertes, discurren dos frisos enmarcados por ladrillos en esquinilla. El
inferior formado por arcos lobulados entrecruzados y el superior por cruces de
múltiples brazos formando rombos.
El acceso primitivo se realizaba por el hastial en
el que destaca una galería con cuatro ventanales apuntados y, sobre ellos, un
rosetón. A ambos lados, se situaban las torres, de las que únicamente se ha
conservado la parte inferior. De planta cuadrangular, la del lado sur era de
mayor tamaño que la del norte. Por los restos conservados, podemos deducir que
la mayor estaba decorada con frisos de cruces formando rombos como en el ábside
y otros menores con ladrillos en zig-zag. Es muy interesante su estructura
interior. La parte baja dispone de una escalera helicoidal en torno a un machón
central, mientras que más arriba adquiere forma cuadrangular cubriéndose con
falsa bóveda formada por aproximación de hiladas. En
época posterior, se adosó al hastial una capilla de planta cuadrangular,
dedicada al Santo Cristo, que se cubría con bóveda de crucería estrellada y que
se abría a la nave con un arco de medio punto, decorado en su intradós con
motivos renacentistas. Todo
el interior del templo estaba enlucido y pintado con un despiece esgrafiado. En
el ábside y en otros lugares existieron pinturas murales, cuyos restos han
llegado hasta época contemporánea aunque se perdieron completamente al
derrumbarse la cubierta del ábside en los últimos años del siglo XX.
El convento de dominicos, fundado en 1612, se levantó junto a la
iglesia de Nuestra Señora de la Huerta que, a partir de entonces, fue empleada
como templo conventual. Su planta es peculiar para un edificio de estas
características, ya que tiene forma de L, por lo que, probablemente, nunca
dispuso de claustro. El ala sur tiene cuatro plantas, aunque la inferior ha
quedado convertida en semisótano al recrecerse el firme de la calle contigua.
Su fachada, levantada
sobre un zócalo de grandes sillares, probablemente procedentes del castillo, es
de ladrillo visto, dispone de grandes vanos rectangulares, la mayor parte de
los cuales conservan la rejería original. En la planta superior destaca la
característica galería de arcos de medio punto doblados, con antepecho. Los
vanos apoyan sobre un friso de esquinillas y la fachada se remata con un alero
de triple hilada de esquinillas. El conjunto, por sus dimensiones, reviste
indudable espectacularidad. Tras acoger, durante un tiempo, las dependencias de
la Casa Consistorial, en la actualidad es utilizado como Casa de Cultura y sede
de la Biblioteca Municipal “Fernando Lázaro Carreter”, hijo adoptivo de
Magallón.
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