viernes, 1 de febrero de 2013

Sobre el arco de San Francisco y su autor


            En noviembre pasado dimos noticia del documental titulado “Agustin Sanz, el arquitecto fiel” que estaba preparando la empresa Albella Audiovisual S. L., con el propósito de dar a conocer la figura este importante arquitecto zaragozano, nacido en 1724 y fallecido en 1801.
            Entonces comentamos que, como consecuencia del trabajo de investigación realizado por D. Francisco Javier Martínez Molina, autor del guion, se había podido atribuir la autoría del arco de San Francisco al citado arquitecto y, asimismo, la elaboración de un proyecto para construir una posada en la plaza de San Francisco y su intervención en la reparación de la colegiata de Santa María. Como recordarán nuestros lectores, fue durante su estancia en nuestra ciudad cuando concertó el matrimonio de su nieta Manuela con José Salesa, hermano del famoso pintor borjano Buenaventura Salesa.
            Tras la investigación realizada en el Archivo Histórico Municipal de Borja podemos aportar, ahora, nuevos testimonios fehacientes sobre su participación en alguna en esas y otras obras. 




            Así, por ejemplo, en la sesión celebrada el 14 de julio de 1791, se dio comisión al Sr. Lajusticia, uno de los regidores, para “tratar con el arquitecto D. Agustín Sanz, que está para venir el lunes próximo a esta ciudad, sobre el modo de colocar los arbellones de la calle de la Concepción y de Sánchez, para evitar la deformidad y perjuicio que de su actual constitución resultan, como igualmente para poner en debida forma el arco que sale a la plaza de San Francisco, llamado de San Miguel, haciéndolo con más elevación y quitando las dos mangas o huecos que existen en dicho sitio, que sólo sirven para ocultarse de noche gente sospechosa, respecto del embarazo que puede ocasionar a los transeúntes, con motivo de la casa mesón que, con superior permiso, ha de construirse en el referido sitio, tratando ante todas cosas dicho Sr. Comisionado con D. Marcial Lázaro, a quien corresponden los que se hallan encima de dicho arco actual, con el pensamiento de la ciudad en derribar éste y hacerlo en los términos que acoplen y dispongan dicho Sr. Lajusticia y el expresado arquitecto y, al mismo tiempo, del coste de dichos sitios, instruyéndose también del modo y forma que debe ejecutarse la mezcla de cal y arena para la argamasa de los cimientos de dicha casa mesón, para todo lo que se le confiere amplia facultad y comisión a dicho Sr. Lajusticia, como para que intervenga en las demás operaciones y fábricas que ocurran hasta la conclusión de la nueva casa mesón que ha de construirse en esta ciudad”. 



            De esta larga cita se deducen algunos aspectos de interés. Por un lado, la presencia en Borja de Agustín Sanz, a quien se encomienda la construcción de un nuevo arco, derribando el anterior, y la constatación de que las estancias que existían sobre el primitivo eran de D. Marcial Lázaro, el propietario del palacio contiguo. Por otro lado, el hecho curioso de que uno de los motivos que impulsaron a la corporación municipal fue el de garantizar la seguridad de los transeúntes, especialmente de los futuros huéspedes de la casa mesón que estaba proyectada en la plaza de San Francisco. Eran tiempos de inseguridad y, cuatro años antes, se habían producido altercados con ocasión del alistamiento de varias compañías de soldados en la ciudad para tomar parte en la llamada “guerra de la convención”, contra la nueva República francesa. En cuanto a la intervención de Agustín Sanz en la obra del mesón, parece que se limitó a unas consultas sobre los materiales a utilizar. Algo similar a lo relacionado con los “arbellones” o albañales de la calle de la Concepción y de la que, en el documento, se denomina “calle de Sánchez” que no podemos precisar a qué vía se refiere, pues la calle de Mateo Sánchez (costera de San Pedro) no creemos que tuviera albañales.



            También hemos encontrado una referencia a la intervención del citado arquitecto en la reparación de Santa María. En la sesión de 31 de enero de 1795, el Sr. Lajusticia presentó el estado de cuentas referidos a esa obra “de reparación de la iglesia colegial de esta ciudad”, así como “la declaración del arquitecto D. Agustín Sanz, en que calcula son necesarias tres mil ciento ochenta y cinco libras para su total reparación, a más de las cuatro mil seiscientas veinte y dos libras y quince sueldos concedidas por el Real Consejo y empleadas ya en dicho objeto”. De esta cita se desprende, por lo tanto, la intervención de Sanz en las obras de reparación de la colegiata que fueron continuadas por otro arquitecto pues, como hemos señalado, falleció en 1801. 


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