En
el pasado, cuando la cabaña ganadera era mucho más numerosa que en la
actualidad, los pastos de invierno y verano tenían una importancia
extraordinaria. Son muy poco conocidos los derechos, que en virtud de antiguos
privilegios, tenía la ciudad de Borja en diferentes lugares de su entorno.
Así,
por ejemplo, en las Ordinaciones Municipales de los siglos XVI al XVIII, se
hace constar que, en relación con Añón, “es la ciudad señora de sus límites en
propiedad, que ellos llaman términos, y goza con ellos yerbas, cazas y leñas,
hacer carbón, bellotear, fabricar neverías, y tomar allí para ellas lo
necesario; y si las yerbas comunes se venden o arriendan, ha de ser con
licencia de la ciudad, y es para ella la tercera parte de lo que se sacare de
ellas, y por privilegios reales y sentencias gozan de las aguas, y talas, si en
los adores de la ciudad riegan con ellas y usan de los derechos, que en sus
propios términos de la ciudad usar puede, de los cuales goza Tarazona por
concordia hecha con Borja”. Estamos hablando de una época en la que Añón
pertenecía a la Orden de San Juan de Jerusalén, a pesar de lo cual los derechos
de Borja alcanzaban a todo el término. Todos ellos se extinguieron en el siglo
XIX, dejando a salvo curiosamente los referidos a los aprovechamientos del
agua. Por lo tanto, los ganados hace tiempo que dejaron de subir en busca de
pastos frescos en la temporada estival.
Sin
embargo, se siguen utilizando y en aquellas praderas, ahora cubiertas por la
nieve, existen parideras de nueva construcción para acogerlas durante su
estancia.
Quedan,
también, los restos de antiguas parideras cuya construcción responde a un tipo
de arquitectura tradicional en la que se utilizaba la piedra del lugar.
En
estas bonitas imágenes que nos ha traído Enrique Lacleta podemos ver una de
ellas con esas piedras cubiertas de líquenes de un intenso color rojo.
Aún
se advierten los vanos de acceso con las grandes losas utilizadas para los
dinteles y el pilar central que sostenía la cubierta a dos aguas.
En
esta vista de conjunto podemos apreciar que la construcción a la que nos hemos
referido, probablemente servía de alojamiento a los pastores, mientras que a la
izquierda de la fotografía se encuentran los restos de lo que pudo servir para acoger
a las ovejas.
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