sábado, 23 de febrero de 2013

El Patrimonio Artístico de Maleján




            En Maleján hubo un palacio islámico de singular importancia, de cuyo origen y dependencia no existen datos fiables. Tras la Reconquista, pasó a ser un enclave habitado por musulmanes, dentro de los términos de la ciudad de Borja, de la que siempre fue un barrio, sobre el que ejercía la plena jurisdicción, aunque, desde comienzos del siglo XIII se estructuró como un señorío, primero eclesiástico y, posteriormente, laico.
            En 1205, Pedro II lo donó al monasterio francés de Santa María de Rocamador (en la región de Midi-Pyrénées), donde se venera una milagrosa imagen de la Virgen. Al año siguiente, el citado monasterio lo vendió al de Veruela, que lo mantuvo en su poder hasta que, el 16 de agosto de 1407, el abad fray Antonio de Sijena lo vendió a Juan de Moncayo. En la orden del Císter las ventas de posesiones estaban prohibidas, por lo que esta enajenación planteó numerosos problemas, teniendo que intervenir el papa Benedicto XIII.
            En 1464 lo compró Bernat de las Foyas, pasando después a ser propiedad de la familia Coscón, a través de la cual pasó a los Reus y, posteriormente, a los condes de Fuenclara que lo mantuvieron hasta el siglo XIX. Tras la extinción de los señoríos se conformó como municipio independiente, aunque con la particularidad de que es uno de los raros casos que carecen de término municipal, quedando circunscrito a los límites del antiguo casco urbano, como un enclave dentro del de Borja. 




            Del antiguo palacio musulmán se conservaron, hasta el siglo XX, restos tan importantes como este magnífico arco que fue destruido por sus propietarios. Hace unos años aparecieron algunos restos del mismo en la casa donde se ubicaba, lo que hizo posible la publicación  por el Prof. D. Bernabé Cabañero en la que, por la riqueza de estos materiales, sugiere la posibilidad de que fuera mandado construir por uno de los monarcas de la taifa zaragozana y que el arco, lamentablemente desparecido, perteneciera a la mezquita u oratorio del mismo.



            Debió ser de considerables proporciones y del mismo formó parte, probablemente, este torreón de sillares situado junto a la plaza de la iglesia.



            Dentro del mismo se levantó, posteriormente,  el palacio de los señores de la localidad. Su fachada principal, junto a la iglesia, es de ladrillo y muy sencilla.



            En ella se conservan las armas de algún miembro de la familia Coscón que mandó construirlo y que, habitualmente, se relaciona con D. Dionís de Coscón.



            Mucho mayor altura tiene la fachada, construida en mampuesto revocado, orientada hacia el cauce del Huecha y con una magnífica vista desde el contiguo "balcón de Maleján".



En ella se encuentra este arco de medio punto en ladrillo que ha sido considerado una puerta de acceso al mismo, aunque junto a él aparece otro de las mismas características que permanece oculto por una tapia, por lo que da la impresión de que hubo allí un porche abierto.





               Junto al palacio y englobada por el mismo se levanta la actual iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Visitación. Cuando, en 1526, el emperador Carlos V ordenó la conversión forzosa de los moriscos, se hizo necesario edificar un templo para esos nuevos cristianos. A diferencia de otros casos, en el entorno de Borja no fueron aprovechadas las antiguas mezquitas que terminaron convertidas en almacenes, como sucedió en Albeta, o destruidas para edificar casas, como en Bulbuente.
            La nueva situación tuvo graves consecuencias para Borja ya que se vio obligada a levantar parroquias en sus barrios de Albeta, Maleján y Rivas. Ante la falta de recursos, se resistió a ello durante varios años, lo que dio lugar a que, en 1557, el visitador del obispado dictara un interdicto contra las tres parroquias de la ciudad, una grave medida disciplinaria que interrumpía el culto en ellas.
            Dos años antes, el concejo había decidido encargar su construcción a Alonso González, un importante artista plástico que residía en Borja, donde contrajo matrimonio y donde su hermano Isidoro ejercía como médico. Alonso González es considerado uno de los más importantes artistas aragoneses de la segunda mitad del siglo XVI. Fue el autor de las pinturas murales del ábside de la catedral de Tarazona, ahora restauradas, y de finos trabajos en yeso. Sin embargo, su experiencia como arquitecto era nula y no pudo llevar a cabo el trabajo encomendado ni en Albeta, ni en Rivas.                                  
              Decidió realizar la iglesia de Maleján y no cabe duda de que fue el autor del proyecto. Sin embargo, aunque las obras dieron comienzo en 1557, cuando murió a finales de 1564 no estaba terminada. Su hermano Isidoro, como avalista, tuvo que encomendar la continuación de los trabajos al maestro Juan de Segura que fue quien la terminó.



            La iglesia, como hemos señalado, está adosada al palacio y la única parte exenta corresponde al ábside, construido en mampuesto reforzado con hiladas de ladrillo y contrafuertes en el arranque de las naves.



            
             El interior es de nave única de dos tramos, cubiertos con bóveda de terceletes con las claves de yeso, decoradas con grutescos. Un entablamento recorre toda la nave, incluido el ábside, que descansa en pilastras cajeadas en la embocadura del presbiterio. Éste se cubre con una bóveda en forma de concha avenerada, realizada más tarde, y se abre a la nave mediante un arco triunfal cuyo intradós está decorado con casetones y rosetas.



A los pies se dispone el coro, reforzado por un pilar central cilíndrico.  El interior se ilumina mediante vanos de medio punto a cada lado del primer tramo y con un óculo circular en el hastial.




  Tiene dos capillas. La del muro sur es de planta cuadrada y se cubre con una cúpula de lunetos sobre pechinas. La del muro norte abierta con un arco de medio punto, se cubre con crucería estrellada de terceletes y se dispone en la parte inferior de un antiguo torreón.




   En la primera se venera una interesante imagen de Cristo crucificado sobre la que volveremos en otro artículo, dados los notables paralelismos que presenta con otras similares de nuestra zona.



El acceso al templo se realiza por el tramo final del lado norte y está resuelto mediante una estrecha fachada de ladrillo y mampuesto, en cuya parte inferior se encuentra la portada de medio punto. Sobre ella otros tres cuerpos. El primero con un arco de medio punto ciego en el que, como si fuera una hornacina se ha colocado ahora una imagen; vano para campanas en el segundo y el tercero que adopta forma de espadaña.
La iglesia ha sido restaurada recientemente y, en estos momentos, se está ultimando la realización del inventario de las obras de arte que conserva, el cual será publicado por el Centro de Estudios Borjanos este mismo año.












1 comentario:

  1. Manuel, te has dejado de poner el nombre del abad que vendió Maleján en 1407. Sólo pone "D."

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