miércoles, 22 de febrero de 2023

Cuando Borja se alzó contra Hacienda

 

         En la sección “Hace 100 años”, publicaba ayer Heraldo de Aragón una breve reseña de la reunión celebrada por los inspectores del Impuesto de Utilidades con el Gobernador Civil, para informarle del “mal recibimiento” que tuvieron en Borja. Pero ¿Qué era lo que ocurrido en realidad? Disponemos en nuestro Centro de amplia información sobre ello, a partir de las noticias publicadas en Ecos del Moncayo.


         En primer lugar, conviene aclarar que el conocido como “Impuesto de Utilidades” había sido establecido en 1900, por la Ley de Presupuesto, gravando con tres tipos de porcentajes las “utilidades” (rendimientos) del trabajo personal, del capital, y de los beneficios de industrias y comercios.

         Ante las reticencias encontradas en su aplicación, se estableció que una serie de inspectores visitaran las diversas localidades para verificar cómo se efectuaba la liquidación, imponiendo al mismo tiempo sanciones muy duras en los casos de inobservancia.


         Alertados por lo acaecido en algunos lugares de Aragón, se celebró en Zaragoza una asamblea de industriales y comerciantes para adoptar una postura común ante lo que consideraban un abuso por parte de Hacienda. Aunque no se llegó a unificar criterios, se creo un clima favorable a la resistencia, de manera que, cuando cuatro días después, llegaron a Borja los inspectores, tan pronto como se alojaron en la fonda, el comercio y la industria cerraron sus puertas y numerosas personas fueron concentrándose en la plaza de la Constitución.

         A voz en grito y con carteles pedían que los inspectores abandonaran la ciudad y cuando se dirigieron a la Casa Consistorial (desde la fonda), los silbidos y los gritos arreciaran. El Alcalde y el Sargento de la Guardia Civil intentaron calmar los ánimos, pero la excitación iba en aumento, por lo que las citadas autoridades pidieron a los inspectores que abandonaran la Casa por la puerta posterior ya que, con dos parejas de la Guardia Civil y tres guardias municipales, no podían garantizar su seguridad.

         El que estaba al frente de los inspectores contestó con arrogancia que, o salían por la puerta grande o no saldrían. Así lo hicieron, en compañía del Alcalde, pero la multitud les siguió increpando, teniendo que refugiarse en el cuartel de la Guardia Civil, que estaba en la fuente del barrio, de donde, escoltados por toda la fuerza pública, partieron a la una y media de la tarde en dirección a la estación del ferrocarril y, a bordo de una vagoneta, llegaron a Zaragoza, pasando a informar al Gobernador, como indicaba Heraldo de Aragón


         El Gobernador llamó al Alcalde, acudiendo el Primer Teniente de Alcalde, por haber caído enfermo el primero, a raíz de los hechos. La entrevista fue sumamente tensa y desconsiderada, tanto respecto a dicha autoridad, como en relación con la Comisión creada al efecto para tratar de informar debidamente de lo sucedido y encontrar una solución.

         La intervención del Diputado borjano D. Mariano Tejero contribuyó a rebajar la tensión y, cuando el Alcalde pudo desplazarse a Zaragoza, su acogida por el Gobernador Civil fue mucho más cordial, hasta el punto de que, poco a poco, la situación volvió a sus cauces normales.


         Mientras tanto, lo ocurrido en Borja había tenido un amplio eco a nivel nacional y hubo otras localidades que siguieron su ejemplo, adoptando medidas para resistir ante el arbitrario proceder de los inspectores. En ningún caso, se oponían al impuesto sino a las desproporcionadas sanciones impuestas.



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