Similitudes entre dos expositores eucarísticos

            Una de las prioridades de nuestro Centro ha sido siempre la realización de los inventarios artísticos de todas las localidades de nuestra zona. Una tarea ardua por las dificultades que deben ser solventadas, a pesar de lo cual hemos podido publicar ya 11 volúmenes dentro de la colección dedicada al Patrimonio Artístico Religioso y, en los próximos meses, aparecerá el de Maleján.

            Curiosamente, Borja no había sido objeto de una especial atención, entre otras razones debido a la magnitud de la riqueza patrimonial que atesora y a la necesidad de documentar cada una de sus obras. Afortunadamente, en los últimos meses, se está realizando un gran esfuerzo por parte de una de las personas más capacitadas para esta tarea, el historiador Alberto Aguilera Hernández, contando con la colaboración inestimable de otra persona que está desempeñando un papel fundamental, al realizar unas fotografías de excelente calidad, algo imprescindible a la hora de dar a conocer las diferentes obras artísticas y los monumentos donde se conservan. Nos estamos refiriendo a Enrique Lacleta Paños de cuyo trabajo han podido disfrutar nuestros lectores en muchos de los artículos publicados en este blog.

            Probablemente, las limitaciones presupuestarias que estamos padeciendo retrasarán la publicación de los inventarios que tenemos proyectados. Sin embargo, y con una finalidad meramente informativa, iremos publicando algunos artículos, más o menos curiosos, sobre algunos aspectos de interés.

            Hoy queremos hacer referencia a las similitudes encontradas en dos expositores eucarísticos conservados en nuestra ciudad. El primero de ellos se encuentra en el coro bajo del convento de Santa Clara y, en su origen, estaba destinado a acoger la imagen de la Inmaculada que, en la actualidad, se encuentra en la hornacina de la derecha. Al adaptarse como capilla este espacio, se colocó allí el sagrario que, en realidad, es un arca para el monumento de Jueves Santo.

            El otro se encuentra, ahora, en la cripta de la colegiata de Santa María, aunque procede del retablo mayor de la iglesia del antiguo convento de dominicos que, como es sabido, quedó sin dorar ni policromar.

            Evidentemente, no son iguales pero las similitudes estilísticas son muy acusadas por lo que cabe la posibilidad de una autoría común, algo que está siendo objeto de estudio en estos momentos.