El 21 de abril de 1895
nació en Zaragoza D. Anselmo Gascón de Gotor y Giménez. Cursó la carrera de Filosofía
y Letras en la Universidad de Zaragoza y ejerció la docencia como Catedrático
de Historia en el Instituto “Goya” durante toda su vida. Escritor y periodista
realizó una gran labor de difusión en los medios de comunicación aragoneses. El
7 de abril de 1946 fue elegido Académico de Número de la Real Academia de
Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. También fue Académico
Correspondiente de la de San Jorge de Barcelona, de la de Bellas Artes y
Ciencias Históricas de Toledo, de la Letras y Nobles Artes de Córdoba y de la
de San Telmo de Málaga. Fue Cónsul de la República del Ecuador en Zaragoza y
estaba en posesión de la Encomienda de Alfonso X el Sabio. Su vinculación con
Borja se materializó a través de su amistad don D. Emilio Alfaro Lapuerta, con
quien compartió muchos proyectos en el Instituto de Cultura Hispánica de
Aragón. Estudioso de la figura del borjano mosén Juan de Coloma, a ella le
dedicó una de las lecciones inaugurales de curso en la Real Academia de San
Luis y diversos artículos de divulgación que tuvieron amplio eco en nuestra
ciudad. Falleció en Zaragoza el 26 de diciembre de 1974. Merece, por lo tanto,
que lo recordemos cuando estamos conmemorando el “Año Coloma”.
El 21
de abril de 1932 nació en Cervera del Río Alhama D. Pablo Martínez Martínez, recientemente fallecido. Cursó los
estudios eclesiásticos en el Seminario de Tarazona, donde fue ordenado
sacerdote el 20 de enero de 1957. Ejerció su ministerio pastoral en Calatayud,
Huérmeda, Embid de la Ribera, Campiel y Paracuellos de la Ribera. El 20 de
diciembre de 1978 fue nombrado Cura Regente de la parroquia de Ntra. Sra. de la
Piedad de Ainzón. Durante su estancia en esta localidad creó la Residencia de
Ancianos, superando grandes dificultades. Su recuerdo permanece unido también
al hallazgo de la imagen gótica de la Virgen que hoy se exhibe en el Museo
Parroquial. En 1982, se hizo cargo también de la parroquia de Tabuenca, pero en
1990 se le manifestó una grave dolencia cardíaca que hizo preciso realizarle un
trasplante de corazón en la Clínica Universitaria de Navarra. Tras su
recuperación, fue destinado a Tarazona, como capellán del convento de
Carmelitas Descalzas de San Joaquín, donde alcanzó la edad de jubilación.
Terminó sus días en Zaragoza, donde atendió mientras le fue posible a la comunidad
de Misioneras de la Inmaculada Concepción.
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