Restauración en Novillas

         D. Sergio Torres Soriano nos ha informado de la restauración en Novillas de uno de los retablos de su iglesia parroquial. Cuando realizamos el inventario del Patrimonio Artístico Religioso de esa localidad, este era el aspecto que presentaba dicho retablo, una sencilla obra de madera sin dorar, compuesta por un único cuerpo central flanqueado por dos columnas salomónicas, soportando una cornisa superior. En opinión de los autores de la obra, parecía tratarse de una obra reutilizada de otro retablo anterior.

         Ocupaba lugar preferente una imagen de la Virgen de los Dolores, del tipo de las de vestir que, evidentemente, no correspondía a la temática del lienzo posterior.

         En él se encontraban representados la Virgen y San Juan Evangelista, en actitud de contemplar la imagen del Crucificado, en una composición característica de los Calvarios, teniendo al fondo una vista de Jerusalén y el sol y la luna en el cielo. Ofrecía la singularidad de contar con dos tipos de enmarcaciones, una de ellas pintada en el propio lienzo y otra de madera, sin duda de época posterior.

         Sugerían entonces que este Cristo, conservado en la sacristía, era el que presidía el retablo, cuyo fondo era el lienzo que hemos comentado.

         Ahora, se ha llevado a cabo la restauración del mismo, procediéndose a su limpieza de la que esta fotografía muestra el proceso en curso.

         Este es el resultado final de la restauración y el estado del retablo, tras haber sido reinstalado en el mismo la imagen de Cristo Crucificado, con lo que cobra no solo su aspecto original, sino el sentido lógico de la obra.

         Nos preguntan acerca de la fecha de realización de esta obra, lo que es difícil de precisar y, de hecho, en el citado catálogo no se especifica pues no apareció documentación que ayudara a datarla. La mazonería y quizá el Cristo pueden ser de la segunda mitad del siglo XVII, pero en lienzo, dada la decoración de “castañetas” que lo enmarca, habría que situarlo en el XVIII, momento en el que se pudo recomponer el retablo.