En la
tradición litúrgica de la Iglesia, el sonido de las campanas se interrumpe
durante la Semana Santa, desde el canto del Gloria el día de Jueves Santo,
hasta el Gloria de la Vigilia Pascual, como expresión de la tristeza y dolor
que acompaña al recuerdo de la Pasión de Cristo. Durante ese periodo es
reemplazado por el lúgubre son de las matracas que habitualmente son de mano,
aunque las catedrales e iglesias de cierta importancia disponían de grandes
matracas con las que se convocaba a los oficios litúrgicos.
Este
es el caso de la antigua colegiata de Santa María que dispone de uno de estos
instrumentos, aunque hace ya tiempo que dejó de funcionar y sobre cuya
importancia queremos llamar hoy la atención con la esperanza de que se acometan
las necesarias obras de restauración.
La
matraca está situada en la llamada “torre de las campanas” que es la que se
encuentra junto al pórtico y, en concreto, en la parte más alta de la misma
sobre el enjaretado de madera que hay por encima de la campana de bronce
conocida con el nombre de “Don Don”.
Es de
las de tipo aspa, formada por una estructura de madera circular que se hace girar,
de manera que los mazos golpean sobre las tablas, produciendo su sonido
característico.
Este es el dispositivo
que hace posible el movimiento, tirando de un cabo anudado al brazo metálico
que se ve en la fotografía. La campana se encuentra en un aceptable estado de
conservación y sería posible volver a utilizarla con una pequeña reparación de
algunos de sus mazos y de otros elementos. Cuando todo el conjunto de campanas
fue restaurado, por iniciativa de los párrocos D. Jesús Garcés y D. Florencio
Garcés, sólo quedó pendiente de recuperar esta matraca, apenas conocida y cuyas
imágenes ofrecimos como primicia en un artículo publicado en este blog, con las
fotografías que realizó Enrique Lacleta.
En
los últimos años venimos asistiendo a un proceso de recuperación de este tipo
de instrumentos musicales. Concretamente, se ha restaurado la de la catedral
primada de Toledo que aparece en estas imágenes, antes y después de los
trabajos de recuperación.
Otros
ejemplos de restauraciones llevadas a cabo son los de la catedral de Santa Ana
de las Palmas o la de Zalamea, pudiendo apreciarse en las fotografías la
diferente tipología de las mismas.
Podríamos
poner otros ejemplos como el de la matraca recuperada de Cascante, así como la
de la catedral de Tarazona que aparece en esta otra imagen, todo lo cual nos
sirve para poner de manifiesto la importancia y calidad de la de Borja que
esperamos ver de nuevo en funcionamiento, sonando a la salida del Entierro de
Cristo o convocando a los fieles a la Vigilia Pascual.
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