El 14
de mayo de 1882, el hermano Lucas Pellicer Tejero S. J. donó a la parroquia de
Bulbuente la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que había tallado
personalmente y a la que hoy se le tributa culto en una capilla recientemente
construida en dicha iglesia.
El
hermano Pellicer había nacido en esa localidad en el nº 9 de la calle de Moros
de esa localidad el 18 de marzo de 1852. El mismo día en que cumplía los 26
años ingresó, como hermano coadjutor, en el monasterio de Veruela, donde pocos
meses antes se había establecido la Compañía de Jesús. Allí tuvo a su cargo el
pequeño rebaño de ovejas del monasterio. En sus ratos libres se propuso hacer
una gran imagen del Sagrado Corazón de Jesús, al que tenía una gran devoción. A
pesar de que carecía de formación específica y de los materiales necesarios,
con la ayuda de un cuchillo que utilizaba como cincel y de algunos pequeños
cristales que le servían para lijar, logró dar forma a la imagen en un tronco
de olivo. Al pie de la misma aparece grabada la siguiente inscripción: “Lucas
Pellicer Tejero S. J. nacido en Bulbuente me hizo sin haber aprendido
escultura. Vuestro soy bulbuentinos. 14 de mayo de 1882”. En el centenario de
esa fecha es cuando, como homenaje a su memoria, se le dedicó una placa que fue
colocada en la fachada de su casa natal.
El 14
de mayo de 1892 nació en Borja la hermana Isidra Gómez Alda. Era hija de D.
Eugenio Gómez y Dª Justa Alda e ingresó en la Congregación de Hermanas de la
Caridad de Santa Ana el 21 de septiembre de 1913, emitiendo los primeros votos
el 21 de septiembre de 1913. En julio de 1919 fue enviada a Venezuela, donde
hizo la profesión perpetua el 21 de diciembre de 1920 en Maracaibo. La hermana
Isidra estuvo destinada una buena parte de su vida en la isla de Providencia,
dedicada al cuidado de los leprosos en el establecimiento que, en la citada
isla, había fundado el propio Libertador Simón Bolívar.
En
aquella época esos enfermos eran rechazados por la sociedad y aislados lejos de
todo contacto. Se mantenían con los recursos que generaba la isla y disponían
de monedas propias para evitar el supuesto contagio con la de curso legal.
Entregarse a su atención era una decisión heroica que nuestra hermana no dudó
en asumir.
Cuando
la leprosería fue cerrada (hoy sólo quedan sus ruinas) la hermana Isidra pasó a
cuidar de los enfermos del Hospital Psiquiátrico de Maracaibo, ciudad en la que
falleció el 8 de marzo de 1965.
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