La
cifra del titular constituye un cálculo prudente, dado que llegamos a contar a
más de 900 personas entre asistentes que, unidos a todos los alumnos del
colegio que participaron en la representación, la superan con creces, lo que
constituye un claro exponente del éxito de una representación que, por la hora
en la que tuvo lugar, no nos es posible ofrecer imágenes de calidad ni del
numero público congregado en el campo de deportes del colegio ni del desarrollo
de un acto muy bien organizado, con buenos textos, excelente ambientación y
coreografías (porque las hubo) bien planificadas y ejecutadas por los más
pequeños.
La
representación constó de dos partes bien diferenciadas. En la primera se fue
relatando la vida cotidiana en la Palestina del comienzo de nuestra era y su
situación política. Allí estaba el gobernador romano y sus habitantes de los
que se fueron describiendo sus trajes, sus costumbres y los principales oficios
que desarrollaban.
Todo
cambió cuando un sinfín de pequeñas y rutilantes estrellas hizo su aparición en
el campo como anuncio del acontecimiento que iba a marcar la Historia: El
Nacimiento del Salvador. Los pequeños se movían con agilidad de una a otro
lado, provistos de lucecitas que, en la oscuridad, constituían todo un
espectáculo.
El
edicto imperial ordenando la realización de un censo provocó la llegada a Belén
de San José, abrazando con cariño a la Virgen embarazada que, en compañía de otros
viajeros buscaba albergue donde cobijarse.
El rechazo en las diferentes posadas a
cuyas puertas llamaron, que se hizo patente desde las ventanas del propio
colegio les llevó a ese humilde portal en el el que vino al mundo nuestro
Salvador.
Una multitud de ángeles hicieron
entonces su irrupción para invitar a los pastores a acudir con sus regalos al
portal. Preciosa coreografía con una adecuada música que, como hemos señalado,
no pudimos reflejar en imágenes, dado que las únicas fotografías de mediana
calidad que conseguimos, coincidieron con el paso fugaz de los focos que se
movían incansables de uno a otro lugar.
Finalmente llegaron los Reyes Magos,
guiados por la estrella, para adorar al Niño de cuyo Nacimiento habían tenido
conocimiento. Una calurosa ovación premió a los numerosos intérpretes,
procedentes de muy diversas localidades de nuestra zona, que junto a sus
profesores participaron en esta magnífica puesta en escena del Belén viviente.
Después se repartió a todos patatas
asadas y vasos de vino a las personas adultas, como colofón a una fiesta
entrañable que aún continuó con la actuación del Coro del Colegio en el Polideportivo
del mismo, como se anunció en una proyección sobre la fachada de un edificio
contiguo.
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