Con un
poco de retraso, debido a nuestro viaje a Aguilar de Campoo, publicamos el
reportaje de Pedro Domínguez Barrios, sobre el avance de las obras de
restauración de la ermita de Gañarul durante la pasada semana.
En la
crónica anterior, vimos cómo se había ejecutado el tablero de madera que forma
las pendientes de la cubierta, sobre el que se disponen las tejas.
Sobre la madera se ha
colocado placa asfáltica “Onduline”, fijada mediante clavos galvanizados y arandelas de neopreno. Como se aprecia en
la primera fotografía, el perfil de estas planchas forma ondas, a objeto de que
si el agua llegara a ellas por la rotura de alguna teja, ésta discurriría por
la canal de la placa hasta el alero, donde como también se aprecia en la segunda
fotografía, vertería al exterior por los orificios circulares practicados en la
coronación del alero, bajo la bocateja. Asimismo los clavos de fijación al
tablero, se colocan en la parte alta de la onda, eliminando así la posibilidad
de goteras.
Cuando
nos remitió este informe ya se había colocado el 75% de las tejas de la
cubierta. Se ha optado por la teja árabe tradicional, procedente de derribos,
en cuya superficie se aprecian las huellas de su elaboración manual. Tanto la
teja canal, como la cobija, se fijan sobre la placa asfáltica con espuma de
poliuretano, y en los hastiales con mortero de cal.
La buena ejecución de la cubierta (igual
que el resto de la obra) se aprecia en el breve retranqueo de la bocateja, en
la unión de los tramos central y tercero o último, siguiendo la diferencia de
vuelo de los distintos aleros.
Por otro lado, se estaban
ultimando los rejuntados y detalles de las fachadas, como la colocación del
alféizar de piedra caliza en la espadaña y hueco de fachada, que se aprecian en
estas dos últimas fotografías.
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