Hemos
recibido el nº II del tomo LXXIV de la Revista
de Estudios Extremeños que edita el Centro de Estudios Extremeños de la
Diputación de Badajoz. En varias ocasiones hemos comentado que se trata de una
de las más voluminosas que nos llegan. En esta ocasión consta de 600 páginas,
por lo que sintetizar su contenido es tarea imposible en tan breve espacio
disponible. Nos limitaremos a destacar algunos artículos que nos han llamado la
atención o interesado especialmente, entre ellos el de Miguel Ángel Naranjo
Sanguino y Manuel Roso Díaz en el que proponen “Un modelo metodológico de
historia local”. Alejandro García Galán y Manuel Caballero Armenta-Tejero dan a
conocer la figura de “El capitán don Antonio Adriano Tejero y Pizarro, militar
peñalsordense en ultramar, entre 1864 y 1895”, un miembro del Cuerpo de
Infantería de Marina (marino por lo tanto) que había nacido en Peñalsordo en 1843.
Llamativo es el título del trabajo de Jacino J. Marabel Matos “Muerte y simonía
del Gobernador de Badajoz, el Excmo. Sr. Mariscal de Campo D. Rafael Menacho y
Tutlló” defensor de la ciudad de Badajoz, en el que narra la compleja
trayectoria de los homenajes que le fueron tributados, aunque no hemos llegado
a comprender la referencia a “simonía”, dado que la única acepción que admite
el Diccionario de la Real Academia Española es la de “compra o venta deliberada
de cosas espirituales, como los sacramentos y sacramentales, o temporales
inseparablemente anejas a las espirituales, como las prebendas y beneficios
eclesiásticos”. Curioso es también el artículo de José Manuel López Caballero “Sobre
la presencia de sirenas en Extremadura”, como motivo ornamental, así como el que
varios miembros del Grupo de Investigación HABITAT dedican a “Los motivos vegetales
en las borduras de los tapices flamencos de la catedral de Badajoz”.
La
Asociación para la Recuperación de los Castillos en Aragón (ARCA) nos ha enviado
el nº 36 de su revista Castillos de
Aragón, entre cuyos contenidos destaca el artículo de su presidente D. José
Manuel Clúa Méndez sobre “Arquitectura civil y religiosa en el término
municipal de Aínsa”. Héctor Giménez Ferreruela trata sobre “Fortificaciones de
la provincia de Teruel en el diccionario de Pascual Madoz”, mientras que José
María Establés da a conocer el castillo de Pola (Zaragoza). “Los secretos de la
iglesia de Nuestra Señora del Mar en Encinacorba” son desvelados por Carlos
Lasierra y el sumario se completa con la crónica de las IX Jornadas de
Castellología Aragonesa, celebradas en Calatorao, que firma Luis Gracia Gil. La
revista también incluye un dibujo de Rafael Margalé sobre el castillo de Añón.
También
reseñamos la recepción del nº 5 de El
Gastrónomo Zaragozano en uno de cuyos artículos Juan Barbacil, Secretario
de la Academia Aragonesa de Gastronomía, recuerda el curso de “Iniciación al
análisis sensorial” que, a finales de la década de los años 80, puso en marcha
la Estación de Viticultura y Enología de Movera, entre cuyos primeros alumnos
se encontraban Fernando Bordejé, Javier Navascués y el recordado Teodoro Pablo.
Por su parte, Javier Bona escribe sobre “Joyas de la cocina sefardí” y, entre
las recomendaciones de Coopervinos figura el vino “Garnachas de Montaña” que
dentro de “Vinos del Viento” elabora el californiano Michael Cooper con la
etiqueta de la D. O. “Campo de Borja” y que ha obtenido altas calificaciones.
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