A la
entrada de la calle Cardona reside una joven dama cuyas ventanas han
constituido siempre un prodigioso espectáculo de decoración floral. En esta
ocasión, ha elegido clavelinas rojas y una de sus hijas nos llamaba la atención
por no haber publicado todavía fotografías de las mismas.
Efectivamente
lo merecen estas clavelinas visi-bles, no sólo por su color, sino por el aroma
con el que perfuman toda la calles, a pesar de que cuando hicimos las
fotografías no era ya el mejor momento, pues muchas de ellas habían iniciado ya
su declive a la espera de una nueva floración.
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