Entre
los libros remitidos por la Institución “Fernando el Católico” figura uno que
no sólo es interesante sino muy divertido. Lleva por título Barra en pared y excusado. Estampas
histórico-culturales de los patios traseros de la Humanidad. Su autor es el
Prof. sueco Gunnar Tilander (1894-1973), destacado hispanista y primer
catedrático de español de la Universidad de Estocolmo.
Lo ha
traducido Francisco J. Uriz que fue el fundador de la Casa del Traductor de
Tarazona y gran difusor de las obras literarias en lengua sueca, que cuenta las
razones por las que le llevaron a dar a conocer esta obra, incluyendo una
amplia semblanza del autor.
Como
se señala en la contraportada, en la obra se narra, con ayuda de datos antes
considerados tabú e imágenes únicas, muchas historias desternillantes de la
evolución del retrete, desde la barra en pared de antaño a las cisternas
actuales.
El
escatológico tema ya había sido abordado, con anterioridad, por el que fuera
Presidente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis D. José Pasqual
de Quinto y de los Ríos en un discurso pronunciado en “La Cadiera”, más tarde
publicado. Nos pareció entonces insólito pero, ahora hemos podido comprobar que
la historia del retrete había fascinado también a autores más allá de nuestras
fronteras.
Marco
Tulio Cicerón fue uno de los grandes escritores de la antigüedad clásica y
creador de la prosa oratoria romana que llevó hasta cimas nunca superadas.
Entre sus obras se encuentra Brutus,
dedicada al que fue uno de los asesinos de César, que lo había adoptado como
hijo. Pero, además, Bruto se había convertido en uno de los representantes más destacados
de una nueva generación de oradores áticos que criticaban a Cicerón, por su estilo
rimbombante. Éste salió al paso, polemizando desde un punto de vista estético y
literario con Bruto, a través de un diálogo en el que participan ambos, junto
con Ático, mostrando lo que el considera el modelo de orador ideal.
La
obra que se presenta con el título de Bruto.
Historia de la elocuencia en Roma, ha sido traducida por el Dr. D. José-Javier
Iso y va precedida por un importante estudio del Prof. D. Manuel Mañas Núñez.
Ambos
autores son también responsables de la traducción y del estudio que precede a El Orador, otra obra de Cicerón,
publicada a finales del año 46 a.C, inmediatamente después de que apareciera Brutus, de la que hay que considerarla
como continuación y culminación de un proyecto emprendido por Cicerón.
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