Como
era previsible, el arbolito de la calle San Bartolomé, que tantos quebraderos de
cabeza nos ha dado, a raíz de los constante ataques que sufrió en su corta
vida, ya ha sucumbido y el alcorque en el que alzaba permanece vacío.
Hemos
encontrado sus restos arrumbados detrás, sin que sepamos si fue arrancado como
consecuencia de una nueva agresión o por los servicios municipales, con el
propósito de sustituirlo por otro árbol, al que deseamos mejor fortuna.
Hasta
aquí, el texto de la “nota necrológica” que habíamos redactado el pasado
viernes. Pero, ahora, viene lo sorprendente.
Porque,
a primeras horas de la mañana de ayer, vimos que el mismo árbol había vuelto a ser
clavado, ya que no plantado, en su lugar. Ahí queda, aunque dudamos de su
viabilidad.
De paso, pudimos constatar que la acción de los vehículos que indebidamente aparcan en ese lugar, afecta también a las plantas, algunas de las cuales aparecen destrozadas por sus rodadas.
Este
espacio, creado con mucha ilusión por el M. I. Ayuntamiento, requiere una mayor
atención, dado que las cuevas existentes allí, y protegidas por unas rejas, se
han convertido en auténticos vertederos incontrolados.
También se han visto afectados los focos que las iluminaban
y, de hecho, en muchas ocasiones la zona se mantiene a oscuras.
En uno de los extremos, además de la suciedad
acumulada existe un evidente riesgo de desprendimiento del revestimiento que
hay sobre la piedra.
También
es preciso mejorar la recogida de los contenedores de residuos, dado que, en el
caso de del papel y cartones, se acumulan fuera como también sucede en otros
puntos de la ciudad. Si a ello añadimos que algunas personas abandonan objetos
como esa maleta, el efecto no puede ser más negativo en un lugar relativamente
céntrico.
Estamos
seguros de que todo ello será subsanado con rapidez, dado el interés demostrado
por la recuperación del casco antiguo, por parte del actual y próximo Alcalde
de la ciudad.
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