Estos
días estamos inmersos en la finalización de varios trabajos de investigación
que absorben todo nuestro tiempo. Mientras que el Dr. D. Alberto Aguilera
ultima el inventario del Patrimonio Artístico Religioso de Agón, nuestro
Presidente ha realizado un estudio sobre la llamada “cofradía de San Antón Abad”
de esa misma localidad.
Más
complejo está resultando el que, a instancias del Dr. Bernard Berthod, hemos
emprendido sobre la entrega de estoques benditos y los correspondientes
sombreros o capelos (se les denominaba de muchas formas) a los monarcas
españoles y a otros destacados personajes. Como todas las sugerencias del Dr.
Berthod ha resultado sumamente provechosa, dado que hemos podido reunir muchos
datos sobre esta tradición pontificia a los que, ahora, estamos dando forma y
de los que informaremos más adelante.
De ahí
que apenas nos ha quedado tiempo para contemplar los cigoñinos que ya bullen en
el nido de la torre del reloj de Santa María, visibles desde ese ángulo tan
característico de nuestra ciudad que es el del arco de la Carrera.
Cuando
tomamos las fotos el cielo comenzaba a poblarse con las trazas de esos aviones
que surcan el cielo que, poco después, dibujaban multitud de cruces que algunos
conspiranóicos atribuyen a un malvado intento de impedir que llueva sobre
nuestros campos, lo que en esta ocasión, como en otras, no lograron impedir.
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