En
nuestro recorrido por la iglesia parroquial de Torrellas nos llamó la atención el
retablo de las ánimas del Purgatorio, estudiado por la Profª. Dª. Rebeca
Carretero Calvo (Tvriaso XXIV) que
estableció su relación con la Tercera Orden Franciscana fundada en esa
localidad en 1759.
Esta imagen corresponde al lienzo central del mismo en el que, al margen de su calidad artística, lo interesante es la iconografía, dado que representa un tema inspirado en la las Florecillas de San Francisco, en las que se relata que, cuando el Santo recibió las llagas de la Pasión de Cristo, recibió el privilegio de que, cada año, en el día de su muerte, podría salvar del Purgatorio a todas las almas de los que hubieran sido miembros de las tres órdenes fundadas por él y de sus devotos.
De ahí
que en lienzo aparezcan las almas, una de las cuales toma en sus manos el
cordón del hábito de San Francisco que mira a una representación de la Virgen,
de características similares a las habituales de la Virgen del Rosario, aunque
en este caso no lo porte en sus manos.
En el
amplio repertorio de la iconografía franciscana el tema de las Almas del
Purgatorio no es el más frecuente, pero hay diversos ejemplos, en unos casos
con el Santo portando el cordón y en otros auxiliándolas con sus manos.
Hay
que tener en cuenta que la salvación de las almas purgantes está asociada
también a la devoción al Santo Rosario y, de manera especial, al denominado
privilegio sabatino y el escapulario de la Virgen del Carmen.
Dominicos,
carmelitas y franciscanos difundieron las respectivas devociones asociadas bien
con sus fundadores (Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís) o con San
Simón Stock, en el caso de los carmelitas.
Pero,
con frecuencia, las representaciones iconográficas los asociaron, como en esta
imagen, presidida por la Virgen del Carmen que tiene a sus lados a Santo
Domingo y San Francisco, mientras que en el pecho de algunas de las almas
aparece el escapulario.
Más
sobrecargada es la temática de este otro en el que están representados en
primer plano Santo Domingo y San Francisco, mientras que la Virgen del Carmen
tiende el escapulario de su hábito, acompañada por otros Santos de la Corte
Celestial, teniendo en el centro a San Miguel, el encargado de “pesar” las
almas en el Juicio. Todo ello coronado por la Trinidad entre ángeles.
En el ático de este retablo se encuentra este busto
de San Andrés, recientemente restaurado, también estudiado por la Profª.
Carretero que, en el artículo citado destaca su policromía que atribuye al
turiasonense Gil Ximánez de Maza, aunque, por la altura en el que se encuentra,
no pudimos apreciarla debidamente y la foto tampoco tiene la calidad suficiente
para ello.
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