El Periódico de Aragón acaba de publicar la obra José Antonio Labordeta. Artículos en El Periódico de Aragón. 1994-2007, en la que reúne todas las colaboraciones del recordado cantautor y político, entre otras cosas, con un prólogo de su hija Ángela Labordeta e introducción de Antonio Ibáñez.
Se
estructuran en cuatro apartados: “El paseante”, un recorrido por rincones
entrañables de la capital aragonesa; “Metro Sevilla” con su peculiar visión de
Madrid en su etapa de parlamentario; “La muga” y “La muga de tambores”,
finalizando con el artículo “Buenos días y adiós”, publicado el 31 de mayo de
2005 en el que expresaba su decepción por los resultados obtenidos por la CHA
en las últimas elecciones, aunque como colofón del libro se reproduce otro que
apareció en El Periódico en agosto de
2007.
Lo
leímos ayer por la tarde, constatando lo efímera que es la vida y cuántos
nombres que ayer fueron actualidad son ahora apenas un recuerdo. Pero, llevados
de ese sentido localista innato en todos nosotros, hemos buscado referencias a
cosas cercanas.
En una
entrevista mantenida con el Rey, en 2004, dice que le explicó el significado de
la expresión “Salud y monarquía federal”, el que las gentes de Aragón gritaban
cuando iban un poco cargadillos de Cariñena. Labordeta se justificaba después
de debió decir de Campo de Borja, Calatayud y también Somontano, pero para él,
hablar de vino era hablar de Cariñena y alude a sus caldos en otros artículos.
Gallur
aparece fugazmente en uno publicado en junio de 2005 y al pintor y poeta de
Mallén, Vicente Pascual le dedicó otro en diciembre de 2006. No era de Borja,
pero aquí dejó una importante huella. Nos referimos a Javier Delgado que
mereció la atención de José Antonio cuando publicó su obra Zaragoza Marina y ya, casi al final, cuando se interesaba por los
árboles y las planta y fue con él en busca de la plaza Labordeta.
La foto
de portada es un acierto ya que, en ella, José Antonio se retrató junto a uno
de los leones del Congreso de los Diputados que, además, son obra de otro
ilustre zaragozano, Ponciano Ponzano. Fueron los segundos que realizó ya que
los primeros, de yeso pintado para abaratar costes, duraron muy poco. Los de
ahora son de bronce, de los cañones tomados al enemigo en la guerra de
Marruecos. No nos atrevemos a decir si el león sobre el que apoyaba su mano el
autor, es de la derecha o el de la izquierda, cuestión que no es baladí, dada
la curiosa diferencia que existe en la parte inferior de los mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario