martes, 15 de septiembre de 2020

Visita a Torrellas


 

         Tras la pasada visita a Los Fayos, teníamos especial interés en visitar las localidades de Torrellas y Santa Cruz de Moncayo, dado que los tres formaban parte de la baronía de Torrellas, creada por Pedro IV de Aragón en 1381, en la persona de D. Pedro López de Gurrea y Pérez de Lóriz, que después recayó en los duques de Villahermosa. Los Gurrea enlazaron con los Vera de Borja, a través de diversos matrimonios.

Pero, además, Torrellas ha pasado a la historia porque, el 8 de agosto de 1304, se firmó allí la famosa Sentencia Arbitral con la que puso fin al contencioso que mantenían Aragón y Castilla por la posesión del conquistado reino de Murcia. Acuerdo de enorme trascendencia para el futuro de esa zona que fue suscrito por Jaime II de Aragón y Fernando IV de Castilla, con intervención del rey de Portugal D. Dionís I y del rey de Granada Muhammad III.

         Los Gurrea tenían su palacio en Torrellas que, hasta 1610, fue una localidad de población enteramente morisca, a diferencia de Los Fayos que siempre fue habitada por cristianos y en la que los Villahermosa construyeron otro palacio, rodeado de un hermoso jardín, al que ya hicimos referencia.





         Sobre el casco urbano domina la esbelta torre de la iglesia parroquial de San Martín, templo edificado aprovechando la antigua mezquita, tras la forzada conversión de los moriscos.

         En ella se realizaron catas arqueológicas y se han recreado antiguos arcos que recuerdan su pasado, instalando una serie de carteles que cantan las excelencias del Islam, lo que no deja de sorprender en un templo cristiano, sobre todo cuando, en el caso contrario, la postura es radicalmente diferente siendo el caso de Santa Sofía un ejemplo reciente de lo que afirmamos.



         La elección del día para nuestro desplazamiento no era casual, dado que se celebraba la fiesta del Santo Cristo del Prodigio, Patrón de la localidad. Es esta una imagen del siglo XVII que el 4 de septiembre de 1885 se quemó, quedando muy dañada, especialmente el rostro de Cristo, sus manos y sus pies, por lo que tuvo que ser completamente restaurado.

         Sus brazos pueden separarse, dado que se utiliza en la ceremonia del Entierro de Cristo, muy similar a la de Borja, algo de lo que no teníamos constancia y que nos explicaron las personas que nos atendieron. Lo que no sabemos todavía es la razón del nombre de la imagen, pues no hemos encontrado datos sobre el prodigio al que hace referencia.





         El palacio de la baronía, ahora reconvertido en alojamiento hostelero, se encuentra en un extremo de la plaza Porticada, antigua plaza del Mercado, con sus soportales y la Casa Consistorial al fondo.




         Frente al palacio vimos la llamada “Piedra de la Cruz” cuyo significado ignoramos. Siempre hemos considerado conveniente que los visitantes pueden obtener la información necesaria sin tener que recurrir a arduas investigaciones, ya que se quedan con las ganas de conocer detalles precisos de lo que ven.



         Un edificio recientemente restaurado es el del antiguo hospital de peregrinos, situado bajo el castillo del sabíamos que se conserva una torre que no vimos.




         Anteriormente lo había sido el de las antiguas escuelas, para usos culturales. En su fachada había un azulejo que hacía alusión a un “Jardín aromático”, con la ubicación de las plantas que lo constituían.



         Tuvimos interés en verlo pero nos encontramos con la sorpresa de que del supuesto jardín no queda nada. Todo está cubierto de cemento y llegamos a preguntarnos si nos habíamos equivocado de lugar, pero unos vecinos nos confirmaron que era allí.

         Continuaremos relatando nuestro recorrido por Torrellas, haciendo alusión a los murales que decoran sus medianerías, entre otras cosas.


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