Peñíscola es uno de los destinos turísticos más importantes del Levante español, tanto por la belleza de sus playas como por el patrimonio monumental vinculado a la figura de aquel gran aragonés que fue el Papa Luna.
Hasta
allí se desplaza frecuentemente nuestra colaboradora y futura periodista Dª.
María Ángeles Martínez, cautivada también por ese recinto amurallado que se
hiciera famoso en el mundo, tras el rodaje de aquella inolvidable versión de “El
Cid”.
Y,
arriba, coronando el conjunto la fortaleza que acogió los últimos días de aquel
hombre nacido en Illueca que, hasta el final, se mantuvo en sus “XIII”, fiel a
lo que creía justo con esa tenacidad propia de nuestra tierra.
A su regazo
le gusta descansar a María Ángeles y, como su melena oculta alguna letra de la
leyenda que luce al pecho, algunos piensan que espera su oportunidad para
triunfar en los ruedos, cuando en realidad es la visión de las altas torres del
castillo la que le trae los recuerdos de su pasado familiar.
Nos ha
mandado imágenes de esas preciosas calles que le gusta recorrer cada día,
deteniéndose ante alguna de las capillas que las jalonan, ante las que suele
entonar con su maravillosa voz una plegaria a la Virgen.
Aunque
el nombre hace alusión a una advocación mariana, el nombre de la calle Olvido no
deja de estremecer a María Ángeles cuando sus paseos le conducen, inevitablemente,
a ese puerto donde un día lo encontró al anochecer y, junto a la farola, espera
el retorno de un barco de nombre extranjero, a bordo del cual vino aquel
marinero rubio como la cerveza, cuyos ojos claros quedaron grabados en su
corazón.
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