Visitando recientemente Calatayud veíamos una pancarta que pedía parar la degradación y salvar el casco antiguo. El problema, aun siendo importante en esa ciudad afecta también a otras muchas, entre ellas la nuestra, como mostraremos seguidamente.
Lo que ocurre en Calatayud
es que afecta a espacios tan emblemáticos como la plaza de España, donde se produjeron
derrumbamientos, aunque se está trabajando en la recuperación de algunos edificios
y su Ayuntamiento ha anunciado otras medidas.
Calatayud ha sido pionera en muchos
aspectos. Fue por decreto del 2 de febrero de 1967 cuando su casco fue declarado
“Conjunto Histórico-Artístico” de interés nacional y, en 1973, la Comisaría
General del Patrimonio Artístico Nacional del Ministerio de Educación y Ciencia
publicó el Programa Urgente de Protección del Conjunto Histórico-Artístico
de Calatayud, tras su elaboración por un amplio equipo de especialistas, en
el que, con distintos colores, se analizaba el estado de conservación de cada
edificio y se proponían medidas concretas, acompañadas de abundante documentación
fotográfica.
A nosotros aquello nos pareció modélico
y, poco después, el Centro de Estudios Borjanos (creado a imagen y semejanza
del Centro de Estudios Bilbilitanos) elevó al Ministerio la petición de que el
casco antiguo de Borja fuera también objeto de declaración. No fue hasta 1984
cuando el expediente fue incoado pero, aun tuvieron que transcurrir 20 años para
que, en 2014, fuera finalmente declarado BIC.
Para entonces, el M.I. Ayuntamiento ya
había encargado a una empresa especializada la elaboración de un Plan Integral
del Casco Histórico (PICH), un instrumento obligatorio para su protección,
aunque tras la inversión que supuso su redacción, aun está pendiente de
aprobación, de manera que las actuaciones realizadas en zonas especialmente
sensibles adolecen de criterios homologados.
No hace mucho recorrimos algunas zonas
cercanas a una “plaza” recientemente rehabilitada, encontrándonos con imágenes
como las que ofrecemos que, en algunos casos muestran situaciones de riesgo
para los que por allí pasen.
Pero, en la mayoría de los casos, el
abandono y la suciedad acumulada ofrecen un aspecto lamentable con numerosos
edificios derruidos y otros prácticamente abandonados.
Hubo una época en la que, al presentar “imágenes
típicas” de Borja se recurría a este balcón de la zona de la Corona con la ermita
de San Jorge al fondo. El balcón de madera era realmente bonito, pero fue
reemplazado sin ningún criterio por una estructura metálica que también se va
deteriorando.
Son también BIC los restos de la
muralla islámica, a pesar de lo cual se encuentran en completo abandono sin que
se hayan adoptado medidas para frenar su deterioro y evitar los constantes
desprendimientos, entre otras cuestiones.
Al igual que hemos presentado estas
fotografías de un sector concreto podríamos hacerlo de otros muchos, cuyo
estado no es mejor. Por ello, somos pesimistas respecto al futuro, pues para
frenar el deterioro de los cascos históricos (el de Borja y los de otros muchos
lugares), se requieren inversiones, planes específicos, conocimientos respecto
a las medidas a tomar y, sobre todo, voluntad política. Cuando faltan uno, varios
o todos esos elementos poco puede esperarse, por más que se lleven a cabo
actuaciones puntuales que, al final, sólo serán islas en medio de un mar de
desolación.
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