En una reciente visita a Ainzón,
pudimos ver que, en uno de sus retablos y tapando el antiguo sagrario, se ha
colocado un cuadro con la imagen de la Virgen de Guadalupe, teniendo a sus lados
las enseñas nacionales de España y de México. Debemos destacar que su posición
es correcta (cosa que no siempre ocurre) dado que en la legislación en vigor,
aprobada por las Cortes Generales, sobre el uso de la enseña nacional dice, en
su artículo sexto que la bandera de España deberá ocupar el lugar preeminente,
entendiendo como “lugar preeminente y de máximo honor”:
“Si el número de banderas que ondeen juntas es par, de las dos posiciones que ocupan el centro, la de la derecha de la presidencia si la hubiere o la izquierda del observador”.
En Borja, se celebra todos los años con
gran solemnidad la fiesta de “La Guadalupana” en el convento de Santa Clara y,
con ese motivo, el lienzo con la imagen de la “Patrona de México y Emperatriz
de las Américas” se sitúa en el presbiterio, rodeada de productos de aquella
nación y las banderas de ambos países que, en el caso de la imagen, están
colocadas en sentido invertido.
Hubo un tiempo en el que misioneros
españoles propagaron la Fe por el continente americano. Hoy son sacerdotes
procedentes de allende de los mares quienes ejercen su ministerio en nuestras
parroquias y, con ellos, traen la devoción a sus advocaciones marianas. Otro
tanto ocurre en casos, como el de Borja, en el que la mayor parte de religiosas
de la comunidad de franciscanas clarisas es de origen mexicano, aunque todas
ellas tienen ya también la nacionalidad española, tras una larga y fecunda
estancia en nuestra ciudad.
En Borja, se celebra todos los años con
gran solemnidad la fiesta de “La Guadalupana” en el convento de Santa Clara y,
con ese motivo, el lienzo con la imagen de la “Patrona de México y Emperatriz
de las Américas” se sitúa en el presbiterio, rodeada de productos de aquella
nación y las banderas de ambos países que, en el caso de la imagen, están
colocadas en sentido invertido.
Hubo un tiempo en el que misioneros
españoles propagaron la Fe por el continente americano. Hoy son sacerdotes
procedentes de allende de los mares quienes ejercen su ministerio en nuestras
parroquias y, con ellos, traen la devoción a sus advocaciones marianas. Otro
tanto ocurre en casos, como el de Borja, en el que la mayor parte de religiosas
de la comunidad de franciscanas clarisas es de origen mexicano, aunque todas
ellas tienen ya también la nacionalidad española, tras una larga y fecunda
estancia en nuestra ciudad.
En otra visita a Calatayud, acompañando
al Dr. Bernard Berthod, pudimos ver en la Basílica Colegiata del Santo Sepulcro
este bonito retablo dedicado a la Virgen de Guadalupe. En aquellos momentos, no
tuvimos la oportunidad de recabar datos precisos sobre el mismo, pero al
escribir este artículo, hemos encontrado unas declaraciones del prior de la
colegiata D. Javier Sanz que, posiblemente, hacen referencia al mismo.
En ellas afirma que fue el primer
lienzo con la representación de la Patrona de México que llegó a la península y
lo trajo un canónigo del Santo Sepulcro D. José Cuber Liñán, que había sido
inquisidor en Nueva España, lo que viene a demostrar que la devoción a esa
Virgen en tierras aragonesas es muy anterior a la llegada de los nuevos
evangelizadores procedentes de México.
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