Sor Felisa Girauta Lajusticia fue una religiosa terciaria dominica que nació en Borja el 25 de enero de 1864 y falleció en Zaragoza el 30 de marzo de 1929, en el convento de Santa Rita, donde había profesado. Fue una escritora reconocida, a la que se suele mencionar en muchas antologías, a pesar de lo cual apenas es recordada en su ciudad natal.
Sus obras son sumamente difíciles de
encontrar pero, disponemos de dos de ellas en nuestra biblioteca, a la que se viene
a sumar ahora la que lleva por título La Sangre del Redentor o Sed del
Corazón, que acabamos de conseguir a un precio bastante elevado.
Sor Felisa era hija de D. Benito
Girauta Pérez, de Talamantes, destacado político liberal que llegó a ser Diputado
a Cortes y Alcalde de Zaragoza, entre 1897 y 1898. Falleció en 1898 cuando
acababa de ser nombrado Gobernador de Manila. Había contraído matrimonio con Dª.
Felicia Lajusticia, natural de Borja y, en nuestra ciudad nacieron sus hijos de
los que, además de Sor Felisa, conocemos el nombre de otros dos: D. Ángel y D.
Manuel Girauta Pérez, el primero de los cuales se doctoró en Filosofía y Letras
en la Universidad Central, donde el segundo cursó la carrera de Derecho.
En 1893 se celebró en Valencia el
Primer Congreso Eucarístico Nacional y, con dicho motivo, fueron convocados
diversos concursos. En el certamen literario fue otorgado el Premio que ofreció
el arzobispo de Tarragona D. Tomás Costa y Fornaguera, consistente “en una magnífica
cruz con los atributos de la Sagrada Escritura” al trabajo que estamos comentando
de Sor Felisa en el que, de forma novelada, relataba el Milagro de los
Corporales de Daroca. Fue publicado en Zaragoza, en 1895, y un ejemplar de esa
edición es el que hemos conseguido.
Entre las cosas dignas de mención de
esta publicación, es la dedicatoria a D. Vicente Alda, obispo de Huesca del que
Sor Felisa afirma que “En el día más feliz de mi vida, vuestra Ilma. se dignó
venir personalmente a colocar sobre mi cabeza un velo y una corona en cuya
comparación son cosa baladí todas las coronas de la tierra”. Hace referencia,
por lo tanto, a la presencia del ilustre prelado en su toma de hábito.
D. Vicente Alda y Sancho, había nacido
en Calmarza y, a finales de 1895, fue preconizado a la sede de Zaragoza, siendo
el único aragonés que la ocupado hasta ahora.
Hay otros dos personajes a los que
queremos citar: el beato Ciriaco Sancha y Hervás que, siendo arzobispo de
Valencia, fue quien convocó ese acontecimiento eclesial que fue el Congreso
Eucarístico Nacional, el primero de los celebrados. En 1898, pasó a la sede de
Toledo, convirtiéndose en Primado de España y Patriarca de las Indias Occidentales.
Desde 1894 era ya cardenal y fue Senador del Reino en dos legislaturas. Falleció
en 1909, siendo enterrado en una tumba en la que podía leerse “Vivió pobre y
pobrísimamente murió”. Fue beatificado en el centenario de su fallecimiento.
La otra persona que merece ser
recordada es D. Ricardo de Brugada Puig (1841-1911), el Secretario del Jurado
que le otorgó el premio a Sor Felisa. Doctor en Derecho por la Universidad Central
fue un político de tendencia republicana democrática, pero sus firmes
convicciones religiosas le ocasionaron la enemistad de sus correligionarios, hasta
el punto de obligarle a emigrar a Paraguay, donde desarrolló una brillante
carrera hasta su fallecimiento, formando parte de varios gobiernos y dejando su
impronta en la elaboración de diversos textos legislativos.
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