Borja cuenta con otro belén monumental: el que la Asociación de Mujeres instala en el patio central del Museo de la Colegiata, un precioso marco cuyas dimensiones, sin embargo, limitan las del propio belén que ofrece esta imagen desde la primera planta del edificio.
Nada más acceder por la puerta del
Museo, lo primero que llama la atención es el portal de Belén, todo un acierto
dado que la escena del Nacimiento es la razón de ser de estas instalaciones en
las que debe ocupar un lugar central.
Bajo él, hay un diorama en el que está
representada el anuncio a los pastores de la Buena Nueva por un ángel que, a la
izquierda de la escena, aparece y desaparece.
La arquitectura de todo el conjunto sigue un orden lógico, en el que se van sucediendo las escenas relacionadas con la narración bíblica, acompañadas por otras muchas de la vida cotidiana, reproducidas con gran minuciosidad.
La búsqueda infructuosa de alojamiento en Belén, el anuncio del censo desde el palacio del Gobernador, la llegada de los Reyes Magos o el anuncio del ángel a San José (en sueños) para que huya con el Niño a Egipto, son algunas de esas escenas representadas.
Especial atención les merece esa huida
a Egipto, dado que permite recrear su marcha por el desierto, con la jaima de
los nómadas y su llegada al país del Nilo, representada por los personajes que
visten el característico atuendo egipcio y los elementos arquitectónicos
propios de ese país.
En cuanto a las escenas que recrean
diversos aspectos de la vida rural encontramos algunas relacionadas con la
agricultura, como la de una viña junto a la cual se elabora el vino, o un campo
en el que se recogen las olivas con la presencia de esa escalera característica
que recibe el nombre de camajuste. No faltan los rebaños de ovejas o las gallinas
en el corral doméstico.
Pueden verse varios tipos de molino,
movidos por la fuerza del agua o por tracción animal, como este último que
prepara la harina utilizada en la panadería contigua para la elaboración de los
panes que vemos sobre una mesa o en canastas.
Son muchos los oficios que está
representados: carpinteros, herreros, alfareros o encargados de teñir las lanas
son algunos de los que pudimos ver.
Por sus calles y plazas hay puestos en
los que se ofertan diferentes artículos y también personas que ejercen algún
oficio y hasta un maestro que, bajo un árbol, enseña a leer a unos niños.
Terminamos con estas escenas de un lago,
bajo cuyas aguas pueden verse diversas especies. A un lado las barcas con sus
redes que ha regresado de la pesca y, al otro, las vendedoras que ofrecen una
amplia gama de pescados.
Precioso belén que también hay que contemplar
detenidamente y que, como el del Auditorio, debería formar parte de la Ruta del
Belén de Aragón.
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