Cuando, desde los edificios próximos, ya puede apreciarse el resultado de la intervención llevada a cabo en los antiguos jardines del Palacio de Nogués (que no ha finalizado), nos piden que manifestemos nuestra opinión sobre esta desafortunada realización que, para algunos, viene a sumarse a otras anteriores.
Especial repulsa ha generado el aspecto
que presenta lo que pretendía ser un monumento a las víctimas de la pandemia
(que, por otra parte, puede retornar en cualquier momento, a juzgar por lo que
está ocurriendo en China). Hay quienes ya lo califican como un nuevo cementerio,
aunque nos ha recordado remotamente a un monumento que, para oprobio de los
alemanes, fue construido en las proximidades del Bundestag berlinés.
En este blog publicamos, en su momento,
el proyecto del nuevo jardín, con el que no estábamos de acuerdo, pero no nos
percatamos de que los rectángulos que iban a situarse en torno al olivo eran paralepípedos elevados con aspecto de panteones.
Cuando, hace ya tiempo, visitaron el
Centro los responsables del proyecto para solicitarnos información sobre esos
jardines, creímos que iba a recuperarse el trazado de los mismos, para lo que
se disponía de información suficiente. Pero no ha sido así y, en lugar de
recrear aquel bonito espacio, se ha optado por lo que, muy pronto, será una
superficie sin vegetación (las plantas a ras de suelo desaparecerán) y las
columnas rematadas por maceteros (que se secarán) son un remedo de aquella
pérgola que constituía el eje de un jardín en el que los materiales cerámicos
tenían especial protagonismo. Por toda vegetación quedarán tres árboles (si
sobrevive el olivo, como es previsible) y algún arbusto.
Es fácil culpar de todo ello a los diseñadores (aunque sea
uno solo el que firma el proyecto). Pero, como señalaba Santo Tomás de Aquino
en sus Quaestiones disputatae, “Causa causae est causa causati”
que, un tanto libremente se suele traducir como “La causa de lo causante es
causa de lo causado” y, por lo tanto, hay que apuntar hacia lo alto y, en
definitiva, también hacia todos nosotros que, de alguna forma, hacemos posible que ocurra todo esto.
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