Cuando, recientemente, destacamos la importancia arquitectónica de la Casa de los Francés, comentamos que su ventana había servido de inspiración al arquitecto D. Carlos Bressel para diseñar el logotipo de la Asociación de “Amigos de la ciudad de Borja y su Comarca”, sobre cuya historia prometimos volver.
Fue en diciembre de 1984 cuando un
grupo de personas se reunieron para constituir una asociación encaminada a la
recuperación del patrimonio arquitectónico de nuestra zona. Aunque surgida al
amparo del Centro de Estudios Borjanos, estaba inspirada en otras asociaciones
que, con esa denominación común de “Amigos” habíamos conocido en las reuniones
de Hispania Nostra, las cuales venían desarrollando una gran labor en un ámbito
que no era propio de un centro de investigación como el nuestro.
La elección como logotipo de esa singular
ventana, ya constituía una llamada de atención sobre un monumento, todavía en
manos privadas, que pasaba completamente desapercibido.
Tras cumplir los trámites preceptivos ante el Ministerio del Interior, en abril de 1985 la Asociación quedó inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones con el nº. 58.669 y en el Registro Provincial del Gobierno Civil de Zaragoza, con el nº. 1.577, procediendo seguidamente a la captación de socios.
Uno de sus primeros objetivos fue la
salvación del importante alero existente en un edificio de la calle de San
Francisco. Su estado entonces ya era preocupante y, en la actualidad, sigue
igual, aunque protegido por una red.
Dentro del ámbito comarcal, destacan
sus iniciativas relacionadas con la ermita de Gañarul, con la nevera de
Alberite de San Juan o con el pilar de Albeta. En el primer caso, se dirigieron
a la propietaria de la ermita, mientras que en los otros lo hicieron a los respectivos
ayuntamientos. En el caso de Alberite, llegaron a colaborar en una primera limpieza
de la nevera y, en el de Albeta, remitieron el proyecto de restauración del
pilar que había diseñado el arquitecto D. Alejandro Rincón.
Años más tarde, y por diversos cauces, se procedió a la restauración de los tres monumentos. La de la ermita de Gañarul fue acometida por el Gobierno de Aragón y las otras dos por los respectivos ayuntamientos.
Lo más sorprendente es que llegó a
plantearse la posibilidad de adquirir la Casa de Aguilar para instalar en ella
su sede. El importe de la misma era de diez millones de pesetas y llegó a
elaborarse una memoria de intenciones y un plan financiero para asumir la
compra. No pudo conseguirse entonces, pero más tarde, fue adquirida por la
Diputación Provincial para el Centro de Estudios Borjanos.
Quizás, la labor más importante de la
asociación fue su presencia habitual en diferentes congresos y foros, en los
que dio a conocer el Patrimonio Cultural de nuestra ciudad, a través de
comunicaciones presentadas por representantes de la misma.
Finalmente, en 2006, el Ministerio del
Interior instó a Amigos de Borja para que adaptara sus estatutos a la Ley
Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, cosa que no se había efectuado. Fue entonces,
cuando solicitamos la cancelación de su inscripción, lo que se llevó a efecto
en julio de 2007, finalizando así la trayectoria de una asociación que tuvo
mayor eco fuera que dentro de nuestra zona.
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