Nuestros lectores borjanos conocen bien la supuesta historia de la vaca que salvó a los habitantes de nuestra ciudad cuando, tras haber sido sitiados, se encontraban al límite de sus fuerzas. No hace mucho llegó a editarse un libro en el que se relata ese famoso episodio que carece de todo tipo de fundamento histórico.
Cuando a los sitiados ya nos les
quedaban alimentos, la única vaca de la que disponían se comió todo el trigo
disponible y se arrojó por la muralla. Los sitiadores al descubrir que la vaca
estaba alimentada con buena cantidad de ese cereal, creyeron que las reservas
eran mucho mayores que las estimadas y levantaron el cerco.
Fue Rafael García, en su peculiar
“historia” de Borja quien incorporó este relato, presentándolo como muestra del
ingenio y “heroísmo” de los habitantes de la ciudad, algo incomprensible, dado
que el episodio se situaba en un momento de la dominación musulmana y el
enfrentamiento había sido entre bandos de esa religión. Han sido varios los
investigadores que han intentado aclarar la procedencia de esa leyenda y
algunos de ellos se han decantado por una similar, aunque con diferente
protagonista, de la ciudad de Carcasona. Por eso, aunque ya lo comentamos hace
siete años, queremos volver a recodarla cuando nos encontramos en esa
localidad.
Carcarsona (Carcassonne) es una bellísima ciudad francesa de
la región del Languedoc-Rosellón, vinculada a la Corona de Aragón durante un
corto período, cuya ciudadela fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997
y uno de sus símbolos es la llamada “Dame Carcas”.
Según la leyenda, “Dame Carcas” era
la esposa del rey Ballak, soberano de la ciudad, durante la ocupación
musulmana. Sitiada por las tropas de Carlomagno, sufrió un terrible asedio en
el transcurso del cual falleció el monarca, haciéndose cargo de la defensa la
reina Carcas. Cuando la situación era insostenible, mandó reunir todos los
alimentos que quedaban, comprobando que lo único que había era un cerdo y algo
de trigo. Ideó entonces una estratagema consistente en dar el trigo al animal,
arrojándolo después desde lo alto de la muralla, de manera que los sitiadores,
al encontrarlo bien alimentado decidieron levantar el sitio al considerar que a
los defensores les quedaban suficientes reservas como para alimentar con ese
cereal a los animales.
La leyenda continua con el relato
de que, tras alejarse del lugar las tropas de Carlomagno, Carcas mandó tocar
todas las campanas de la ciudad, de manera que, al escucharlas los miembros del
séquito del emperador, dijeron: “Carcas sonne (Carcas suena)”, lo que dio
origen al nombre de la ciudad. No termina ahí el relato, pues tras jurar
fidelidad a Carlomagno, Carcas contrajo matrimonio con Roger, uno de los
paladines del emperador, de cuya unión supuestamente descendería la familia
Trencavel, señores de la ciudad y protectores de juglares y artistas que, en
opinión de algunos autores crearon la leyenda para realzar el prestigio de sus
señores.
Al margen de las numerosas
incongruencias del relato, como el hecho de aparecer un cerdo entre los
habitantes musulmanes o que sonaran campanas, instrumento propio de las
iglesias cristianas, la leyenda hizo fortuna y “Dame Carcas” es uno de los
símbolos de la ciudad, contando con un monumento a las puertas de la ciudadela,
tiene una calle dedicada a su memoria y hasta monedas acuñadas con su imagen
que está presente también en muchos lugares.
Hay diversas publicaciones que abordan
la historia y su figura ha inspirado a numerosos artistas, especialmente en el
género del comic, unas veces con apariencia musulmana y en otras, como hemos
visto anteriormente, como una dama medieval o princesa de cuentos infantiles.
La “Dame Carcas” cobra forma de muñeca (con
un peculiar atuendo) o da nombre a un acreditado restaurante de la ciudad en
donde el servicio de mesa lleva su imagen con el cerdo entre sus manos.
La leyenda, en forma de cuento
tradicional francés, es muy conocida también en la península ibérica, aunque en
este caso el cerdo es sustituido por una vaca también cebada con trigo,
mientras que la joven reina Carcas se convierte en “La astuta vieja de
Carcasona”. De ahí que, en nuestra opinión, la historieta que relata Rafael
García para justificar la inclusión de ese animal en el escudo de Borja guarde
relación con Carcasona, tras ser transmutado el cerdo en vaca a su paso por los
Pirineos. Incluimos aquí una ilustración
tomada del blog de Juan Carmona con los elementos de la leyenda recreada, la
vieja y la vaca. No es la única de Carcasona, pues existe otra leyenda, la de
“la doncella Carcayona”, magníficamente estudiada por la Dra. Pino Valero Cuadra, y que fue objeto de su
tesis doctoral, que trata sobre una princesa india, convertida al Islam y que,
tras ser arrojada de la casa paterna y de múltiples peripecias, llega a Francia
donde contrae matrimonio y venciendo nuevas dificultades, dará nombre a una
nueva ciudad.
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