En los primeros días de enero, dimos noticia del robo sacrílego perpetrado en la ermita de la Virgen del Puy de Mallén, donde los delincuentes forzaron la puerta de madera del templo y la verja de hierro que cierra la nave, a la altura del coro. No tenemos noticias de que sus autores hayan sido habidos.
Recientemente, el Ayuntamiento de
Sádaba ha difundido un comunicado dando cuenta de que, en dos noches consecutivas,
la iglesia parroquial de Santa María, ha sufrido la entrada de “los amantes de
lo ajeno”, como los califica. El templo, como puede apreciarse por la imagen,
es un magnífico ejemplo de la arquitectura gótica.
Al parecer, en la primera ocasión,
según el Ayuntamiento todo se limitó a un robo (nos sorprende la expresión “solo
un robo”), aunque no se indica que fue lo robado. Sin embargo, la segunda
noche, rompieron la puerta de la sacristía y vaciaron armarios y calajes ¿En
busca de dinero?
El que no se llevaran otras
cosas que había en la sacristía, hasta hacer pensar en un mero acto vandálico,
unido a la “broma” de dejar las llaves en la pila de agua bendita.
Pero, la repetición de hechos como los
que hemos comentado, obliga a estar alerta, ante el temor del contagio o la
posibilidad, aún remota, de que estemos ante una banda organizada,
especializada en saquear iglesias. No lo parece, pero quedamos a la espera de
que las fuerzas de seguridad puedan aclarar estos hechos.
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