martes, 18 de abril de 2023

La capilla de la Virgen del Carmen

 

         La actual capilla de la Virgen del Carmen está situada en el extremo de la panda norte, en la que puede verse el claustro antes de que se iniciara su restauración y en donde, a mitad de la otra crujía aún se ve la capilla del baptisterio que, como dijimos ayer, estuvo inicialmente dedicada a la Virgen de las Nieves.


         Seguir la evolución de las capillas del claustro de la colegiata de Santa María es tarea compleja, por el número de las mismas y por los cambios de titularidad operados en ellas. En esta otra imagen, a la derecha, se ven las capillas de la Oración en el Huerto y otra, contigua a la del Santo Cristo, que llegamos a conocer, dedicada a las Almas del Purgatorio.

 

         La actual capilla del Carmen estuvo originalmente dedicada a San Simón y San Judas, habiendo sido documentada por el Dr. D. Alberto Aguilera Hernández en 1532. La Virgen del Carmen, titular de una cofradía, fundada en 1701, en la que se agrupaban los sastres de la ciudad, tuvo diversos emplazamientos. Durante un corto tiempo, estuvo en la actual capilla de la Virgen de la Peana y, más tarde, en la que ahora está dedicada a San Isidro, en el claustro.

 

         De ella pasó a la que estamos comentando. En el libro de la cofradía que se conserva en el archivo de nuestro Centro, se reseña que, en 1857, se efectuó el traslado a esta capilla que les había cedido el cabildo. Sin embargo, no hemos encontrado ninguna referencia a la realización de obras, salvo las referidas al arreglo del tejado en 1861.

 

         El retablo es moderno, con partes reaprovechadas del que hubo en la capilla con anterioridad. Sin lugar a dudas, al anterior retablo pertenecieron las pinturas que decoran el banco.

 


         En ellas están representados los dos Apóstoles, San Judas Tadeo y San Simón de Cirene o el Zelote, de los que no se tienen demasiados datos e, incluso, hay discordancias en cuanto al lugar de su martirio. Suele aceptarse que evangelizaron juntos Persia y allí encontraron la muerte.

         San Judas, a la izquierda, aparece representado con un libro en su mano derecha y, en la izquierda, un palo o garrote con el que, según la tradición, fue golpeado hasta la muerte. San Simón lleva un instrumento (no se ve bien, por la suciedad acumulada) que lleva unos dientes y que, probablemente hace alusión a la sierra con la que fue cortado su cuerpo.

 


         En el centro está representada la Virgen llevando entre sus brazos al Niño, que abraza a su Madre por detrás de su cabeza. Otro símbolo mariano lo encontramos oculto En el frontal en el que ahora se ve el emblema de la orden del Carmelo, pero bajo él se adivinan los trazos del anagrama de María.



         El cuerpo principal del retablo está ocupado por la hornacina en la que se venera a la imagen de la Virgen del Carmen, vistiendo el hábito de la Orden y con el Niño en el brazo izquierdo, llevando ambos en su mano el escapulario. A ambos lados hay unas molduras doradas que, posiblemente, fueron reutilizadas.

 

         Rematan el conjunto un bonito conjunto de las armas de una familia, entre molduras, que hemos podido identificar. Corresponden a los Garcés, una familia asentada en diferentes localidades que D. Carlos Sánchez del Río estudió, aunque no se atrevió a dibujar su escudo.

         Pero, hemos encontrado ahora un informe que los relaciona con los Garcés del Garro, los cuales traían escudo cuartelado. En el 1º y 4º cuartel tres fajas de gules en campo de plata. En el 2º y 3º, en campo de oro, un árbol de sinople, sumado de un pájaro y acompañado de dos estrellas de azur. Comoquiera que el escudo ha sido repintado los esmaltes y metales han sido modificados y las estrellas apenas se ven junto al tronco del árbol. No cabe duda, por lo tanto, que la descripción corresponde al del retablo, aunque ignoramos si fue quien lo encargó, como parece razonable.

 


         Como en el caso de la capilla de la Virgen de las Nieves, dispone de linterna en la que se abren cuatro ventanales que proporcionan la suficiente iluminación.



         Un detalle de gran interés es que, durante la restauración del claustro, apareció en la pared lateral de esta capilla, la huella de dos apuntados que, a diferencia de los restantes, llegaban hasta el suelo.

         No cabe duda, por lo tanto, que, en el proyecto inicial del claustro, en este ángulo se encontraba el templete que daba acceso al interior del mismo. Ello nos induce a pensar que esta panda llegó a terminarse con todos sus vanos, antes de que se iniciara la construcción de las capillas. Cuando, hacia 1532, se hizo la de San Simón y San Judas se cerró para siempre el acceso previsto inicialmente.



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