No habíamos estado en Ambel desde que finalizaron las obras de la nueva fase de restauración de la iglesia parroquial de San Miguel de Ambel y lo ciertos es que nos ha causado una grata impresión, a pesar de que no ha podido abordarse el tratamiento interior de los corredores existentes tras las arquerías de los pisos superiores.
Esta era la imagen que presentaba la
iglesia y el edificio contiguo cuando la visitábamos a finales del siglo pasado
y cuando el sueño de verla restaurada algún día parecía irrealizable.
El cambio experimentado ha sido, como
puede verse en estas imágenes, espectacular y, aunque falta aún bastante para
que el templo recobre el esplendor que le corresponde por ser Bien de Interés
Cultural, todo hace concebir la esperanza de que ese día llegará, sobre todo si
desde Ambel se sigue insistiendo para la recuperación de su Patrimonio.
Como hemos dicho, la intervención no ha
llegado hasta el interior de esos espacios o corredores que, en el pasado,
fueron utilizados para la catequesis. Y es, respecto a los mismos, donde se nos
plantea la duda acerca del tratamiento que les dará el arquitecto responsable,
dado que tras el enlucido de yeso se oculta la fachada de ladrillo de la antigua
iglesia fortaleza, que fue “tapada” por este cuerpo de triple arquería, con
arcos doblados en altura, que ahora ha sido restaurado.
Nada que
objetar a la forma en la que ha sido resuelta la arquería inferior, que nunca
estuvo abierta. Sobre el acceso al templo se conserva el escudo con la cruz recta
de la Orden de San Juan y a sus lados el de las armas del Gran Maestre Philippe
Villier de l’Isle Adam y el de las del comendador Monserrat, que propició la
obra (en este caso muy deterioradas y no las reproducimos).
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