El claustro de la antigua colegiata de
Santa María está en obras y, por ese motivo, tuvieron que ser retirados los
pasos de Semana Santa que, durante el resto del año, se encuentran en las
capillas que tienen allí dedicados.
Son pequeños espacios, ubicados entre los contrafuertes de esa panda del claustro que da a la calle Claustrones. En total, son cinco las capillas, tres de las cuales acogen las imágenes que participan en la procesión de la noche del Jueves Santo.
La primera de ellas, a partir de la de San José es la Jesús atado a la columna, o de la Flagelación, cuya imagen está colocada bajo un sencillo baldaquino, con cuatro columnas salomónicas, teniendo como fondo una representación de algunas de las “Arma Christi”. Como se recordará este paso está encomendado a la cofradía de San José.
En algunas de esas capillas aún permanecen
las Sacras que antes eran habituales en todos los altares. Concretamente en la
de la Flagelación pudimos ver la central, en la que aparece la fórmula utilizada
para la consagración del pan y el vino, que el sacerdote debía leer literalmente.
La primera parte: “Hoc es enim Corpus
meum” (Este es mi cuerpo), corresponde a la consagración del pan, mientras que
la segunda: “Hic es enim calix Sanguinis mei, Novi et eterni Testamenti, mysterium
fidei, qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum” (Este
es el cáliz de mi Sangre, nuevo y eterno testamento, misterio de Fe, que por
vosotros y por muchos será derramada para la remisión de los pecados). Ahí aparece
el “pro multis” que, tras el Concilio fue traducido como “por todos los hombres”,
hasta que, tras una profunda revisión el Santo Padre ordenó a todas las
Conferencias Episcopales la adaptación de las nuevas ediciones del Misal, retornando
a la correcta expresión de “por muchos”.
Algunos se preguntaron ¿Es que Cristo
no ofreció su muerte por todos? A ello respondía el entonces cardenal Ratzinger
afirmando que efectivamente el Señor ama en verdad a todos y que murió por
todos, pero no empuja ni rompe nuestra libertad como por arte de magia, sino
que nos deja decir Sí en su gran misericordia.
Por su parte, el cardenal nigeriano Arinze
escribió que la fórmula correcta es “por muchos”, dado que “mientras permanece
abierta para incluir a cada persona humana individualmente, también refleja el
hecho de que esta salvación no se cumple de forma mecánica, sin la propia
voluntad o participación”. En cualquier
caso, todo ello eran opiniones en el momento en que se intentaba tomar una decisión
que, en la actualidad, es ya de obligado cumplimiento en un asunto tan sensible
como el de la validez de la propia consagración eucarística.
A la de la Flagelación sigue la de Jesús
con la Cruz a cuestas camino del Calvario, un paso cuyo cuidado corre a cargo
de la cofradía de San Antón. Como puede verse son capillas muy sencillas, todas
con un cerramiento de madera y reja, con una lámpara votiva en la embocadura y
el interior pintado.
La tercera es la del Ecce Homo, también
conocido popularmente como el “Cristo de la caña”, que tiene encomendado la
cofradía del Carmen, la cual sufragó la reciente restauración de la imagen y le
dotó de nuevas vestiduras.
La siguiente capilla es la dedicada a
San Francisco Javier, en la se venera un cuadro en el que el Santo está representado
de acuerdo a un modelo iconográfico muy difundido entre nosotros.
San Francisco viste la sotana de
jesuita y, sobre ella, sobrepelliz blanca con estola roja. En la mano izquierda
porta el crucifijo que es uno de sus atributos personales, mientras que sobre
una mesa reposa el bonete negro y el ramo de azucenas, otro de sus atributos.
En un rompimiento superior, se le aparece la Virgen con el Niño y, bajo ellos,
puede verse el fuego encendido que inundará su corazón. Un angelote recoge el
cortinaje que enmarca la composición. Con una navaja rasgo el lienzo a la
altura del cuello, siendo restaurado después, de manera un tanto tosca.
Este lienzo fue objeto de un atentado, a mediados del pasado siglo, por el mismo autor que robó las joyas de la Virgen de la Peana, tras sufrir un desequilibrio emocional provocado por un desengaño amoroso.
Finalmente, la última capilla está
dedicada a la familia de la Virgen. El lienzo que la preside está craquelado y
en mal estado, por lo que sería conveniente su restauración. En el centro del
mismo está representada la Virgen Niña, con manto azul, teniendo a sus lados a
San Joaquín y Santa Ana. En la parte superior, Dios Padre, sobre un coro de ángeles
y con el globo terráqueo sobre el que apoya su mano izquierda, hace ademán de bendecirlos
con la derecha.
En otros artículos comentaremos algunas
de las otras capillas del claustro que, también, merecen ser objeto de nuestra
atención.
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