Fue el pasado 1 de abril cuando, desde este blog, denunciamos las acciones vandálicas cometidas en el parque de la Fuente del Cerezo, junto al Huecha. Parte de sus muros había sido derribados y se habían realizado pintadas.
Las pintadas eran recientes, pues
llevaban fecha de 2023. Los autores no habían vacilado en dejar su firma,
perfectamente identificable, y también pudimos ver el característico corazón de
otro incorregible grafitero. Sin embargo, no es posible relacionar a quienes
efectuaron las pintadas con la destrucción del vallado del parque.
Ahora, al tener conocimiento de que se
habían producido nuevas acciones vandálicas, hemos vuelto allí encontrando un
panorama desolador. Todo el perímetro del parque ha sido concienzudamente
destruido, sin dejar en pie ni un solo tramo del cercado.
La destrucción ha afectado también al
muro que separa el parque de la propiedad contigua, donde se encuentran las
pintadas que, como hemos visto, no son de ahora, sino que ya estaban en marzo.
La ferocidad y saña de estos bárbaros ha
afectado también al mobiliario del parque, con el resultado que muestran estas
imágenes.
También han resultado arrasados los
edificios contiguos, en donde no sólo se han llevado todo lo que había en su interior,
sino que su saña destructiva se ha cebado en los propios edificios.
Pero, lo ocurrido allí no es sino un episodio
más del clima de inseguridad que estamos viviendo, como nunca se había visto.
Las personas con las que nos cruzamos en nuestra visita al parque nos
manifestaron el miedo que experimentan al circular por los caminos, procurando
no ir nunca solas. Pero, no es un problema circunscrito a lugares alejados,
sino que lo mismo ocurre en el casco urbano, donde los asaltos a casas o la ocupación
de edificios se han convertido en algo habitual. Al lado mismo de nuestra sede
tenemos un caso de edificio ocupado.
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