Como cada año, al pie de la escalera principal de la Casa de Aguilar instalamos un Nacimiento con un árbol de Navidad, iluminado, al igual que la barandilla de la escalera y, delante, unas flores de Pascua cuyo mantenimiento siempre es problemático.
El Nacimiento, que donó nuestro Presidente,
es bastante bonito y, a pesar de su sencillez, era en su momento uno de los mejores
que pudo encontrar en el mercado. Las figuras, de cierta calidad, están fijas a
la estructura del portal, que solemos iluminar con una bombilla.
Comoquiera que es lo primero que encuentran
los visitantes que se acercan a nuestra sede, para visitar el belén monumental y
la exposición navideña, instalados en las bodegas de la casa, ha dado lugar a
algunos simpáticos equívocos.
No ha sido uno, sino varios visitantes
quienes al ver el Nacimiento, han manifestado su desilusión, comentando en voz
alta: “Pues no es tan grande como decían…” creyendo que estaban frente al
anunciado belén, a pesar de la existencia de flechas que indicaban la dirección
del recorrido. Hubo que sacarles de su error y llevarlos hasta la planta
sótano, donde allí sí pudieron contemplar el belén que buscaban.
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