Nuestro Centro es un lugar al que acuden muchas personas en busca de información para sus trabajos o para hacernos partícipes de las investigaciones que han realizado. También nos llegan consultas desde muy diversos lugares y sobre los temas más variados.
Ahora, desde el otro lado de los Pirineos nos preguntan
acerca del origen de la Puerta Santa que se abre, en la catedral de Santiago de
Compostela, con ocasión del inicio de cada Año Santo Compostelano. Como puede
ser de interés, para algunos de nuestros lectores, reproducimos la información
que les hemos facilitado, fruto de una somera búsqueda en publicaciones especializadas.
En 1122 fue colocada la última piedra de la catedral románica
de Santiago de Compostela y, con ese motivo, el Papa Calixto II (que había
peregrinado a Santiago siendo arzobispo de Vienne) concedió el privilegio de
celebrar un Año Santo, siempre que la fiesta de Santiago coincidiese con un
domingo.
Pero, así como está claro el origen de
los Años Santos Jacobeos, no ocurre lo mismo con el de la Puerta Santa. Aunque
hay autores que sugieren la existencia de una “Puerta del Perdón” ya en época
medieval (que también había en otras catedrales españolas), la actual “Puerta
Santa” solo aparece documentada a partir de la primera mitad del siglo XVI y,
según la mayoría de los estudiosos, la puerta y el ritual fueron creados a
imitación de la primera “Puerta Santa” de Roma, la de San Juan de Letrán, que
data de 1430 (o antes para algunos).
Al parecer, fue el famoso arzobispo
Alfonso III Fonseca (1475-1534) el que introdujo la costumbre, utilizando una
antigua puerta existente en la girola de la catedral, entre las capillas del
Salvador y San Pedro.
En el siglo XVII, el acceso desde el
exterior adquirió la forma actual, a manera de un retablo de piedra, con doce
figuras a cada lado de las jambas y Santiago en el ático, flanqueado por las
imágenes de sus discípulos Teodoro y Atanasio que, según la tradición, llevaron
su cuerpo hasta las costas gallegas.
En el interior, la decoración es más
sencilla y únicamente podemos encontrar las esculturas del profeta Ezequiel y
del Apóstol San Judas Tadeo, procedentes del primitivo coro medieval que
realizó el maestro Mateo, el mismo autor del Pórtico de la Gloria.
La puerta de madera fue reemplazada en
2004 por otra revestida de bronce, con seis relieves, representando escenas de
la vida de Santiago, obra de escultor local Suso León. Dos pilas de agua
bendita sobre mármoles y una de las cruces de consagración de la catedral en
1211, con el parágrafo del Génesis “Es la casa de Dios y la puerta del Cielo”, completan
su ornato.
El rito de derribar con un martillo el muro de ladrillos o piedras apiladas que cierra la puerta, hasta el inicio de un nuevo Año Santo. Para esa ceremonia se utilizaban martillos especiales que, en determinadas ocasiones, eran fabricados para cada Año Santo. Como información complementaria, se incluyen imágenes de varios de los martillos utilizados en el pasado, que hemos encontrado:
Martillo de plata para el
ritual de apertura de la Puerta Santa. Galdino Otero. Taller compostelano,
1937, y Calabaza de Vedra, ofrenda al Apóstol en 1937. Oro y esmaltes.
Martillo para la apertura de
la Puerta Santa. Realizado en plata y lapislázuli. Joyería Fernando Mayer.
Taller compostelano, 1993.
Martillo para la apertura de
la Puerta Santa, para el Cabildo de la Catedral de Santiago de Compostela.
Realizado en plata y lapislázuli. Joyería Fernando Mayer. Taller compostelano,
2004.
Martillo de plata y
lapislázuli para el ritual de apertura de la Puerta Santa. Joyería Fernando Mayer.
Taller compostelano, 2010
Martillo de plata y
lapislázuli para el ritual de apertura de la Puerta Santa. Joyería Fernando Mayer.
Taller compostelano, 2010
Recientemente, aduciendo razones prácticas y de seguridad, el
derribo de la puerta con martillo, ha sido reemplazado por su apertura con una
simple llave, aunque esta decisión ha sido objeto de críticas por parte de
algunos sectores.
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