Cerramos el ciclo de reportajes sobre los tres belenes monumentales de Borja, con las fotografías que Enrique Lacleta ha realizado del instalado en el patio central del Museo de la Colegiata, donde la Asociación de Mujeres lo viene montando desde hace ya algunos años.
Ocupa prácticamente todo el espacio central
del patio y, desde arriba, se puede ver una vista panorámica del mismo, apreciando
los diferentes espacios que lo constituyen.
Como es posible recorrer todo su perímetro,
el visitante puede apreciar, desde la cercanía, los numerosos detalles que integran
la instalación, todos ellos creados con sumo cuidado.
El portal de Belén ha sido instalado al
frente, siendo visible nada más acceder al interior del museo y, bajo él,
aparece representada la anunciación a los pastores, en un diorama muy bonito.
Es preciso destacar que las distintas escenas representadas están señalizadas
este año, para facilitar su comprensión.
Son muchas las escenas bíblicas que
pueden ser contempladas a lo largo del recorrido en torno al belén: La
Anunciación a la Virgen; el sueño de San José; la promulgación del edicto
ordenando el censo; el empadronamiento de la Virgen y San José; la búsqueda de alojamiento;
la Visitación a su prima Santa Isabel; la Presentación en el templo; o la huida
a Egipto son algunas de ellas.
Pero, también, escenas del quehacer
cotidiano de los habitantes de ese pueblo: el maestro enseñando a los alumnos a
las puertas de la ciudad; la mujer hilando en su casa o la que cuida de sus
gallinas.
Hay muchos oficios tradicionales
representados: carpinteros, alfareros, molineros y hasta el que elabora escobas.
Pueden verse también mercados con una
variada oferta, desde piezas de alfarería a calderos, pasando por lo que
parecen sacos de especias, todo ello tratado con especial minuciosidad.
La agricultura está presente en la vendimia y en la recogida de la oliva, escena esta última en la que podemos ver incluso un camajuste, esa escalera tradicional que, con el banco, constituía un elemento indispensable para el varear.
Mencionamos finalmente al río con sus
pescadores y lavanderas, así como a las fuentes por las que fluye el agua.
Estamos, por lo tanto, ante un belén que se renueva cada año y cuya visita es
indispensable.
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